Sunday, December 1, 2024

Revista Hypermedia. Texto publicado-Traducción al español del capítulo introductorio del libro Cuban Fusion. The Transnational Cuban Alternative Music Scene.

 

Fusión cubana 

Cuando aterricé en Miami viajando desde México en julio del 2003 estaba embarazada de mi hijo; por lo tanto, la decisión de establecer una nueva vida en Miami me resultaba al mismo tiempo esperanzadora e incierta. 

Tres meses antes, deserté de un trabajo fascinante y personalmente desafiante como diplomática cubana y negociadora internacional en las Naciones Unidas, Nueva York, después de siete años viviendo y trabajando entre La Habana y Nueva York. 

Mi escape fue motivado por una decisión familiar, luego que, a mis padres, que vivían en México, las autoridades cubanas los presionaran arbitrariamente para que regresaran a la isla y dejaran su trabajo y vida en México. Vivir en México era la principal fuente de supervivencia para mi familia y nuestros parientes inmediatos en la isla, enfrentados a los desafíos extremos de la crisis cubana de los años 90.

Una vez establecida en Miami, me sorprendía lo poco que se escuchaba música cubana hecha en la isla y por migrantes recientes cubanos en lugares públicos a principios de los 2000, a pesar de la imagen de Miami como una ciudad global moderna y diversa retratada por muchos en las noticias, redes sociales, ficción y no ficción. 

La estética circundante y la música de fondo en la mayoría de los lugares cubanos en Miami a principios de los 2000 eran básicamente una reproducción de la estética cubana de los años 50, como si de repente hubiera viajado atrás en el tiempo a la época de mis abuelos en la isla. 

Eso contrastaba con la situación de la evolución de la música cubana en Nueva York, donde músicos cubanos de la diáspora reciente estaban creando una escena emergente y cada vez más visible a través de clubes de jazz y otros lugares de la ciudad, documentada en películas como Calle 54, del cineasta español, director y amante de la música cubana, Fernando Trueba.

Estos recorridos me permitieron ser testigo de primera mano de una explosión cultural nueva y diferente de la producción musical cubana en ciudades como Miami, New York y Madrid por parte de migrantes recientes y de fructíferos intercambios culturales de estos con músicos de la isla. 

También me di cuenta de la influencia generalizada de las narrativas binarias de la Guerra Fría en la academia estadounidense y de lo poco visible que era la música cubana en el mercado de la música latina en ese momento, donde se prestaba poca atención a los eventos locales y globales en los que participaban cubanos de la diáspora. 

Esa situación ha evolucionado desde entonces a través de los flujos continuos de migración cubana y los cambios en el contexto bilateral, lo que ha resultado en que los músicos cubanos de la diáspora hayan ganado espacios y mayor reconocimiento en el mercado de la música latina, jazz, tropical y alternativa. 

Además, detectaba una especie de mantra en los textos y conversaciones entre amigos y conocidos emigrantes, que creían firmemente que la cultura cubana básicamente había “muerto” después de finales de los años 80. Para ellos, viniendo de una perspectiva elitista, que básicamente desestima a gran parte de la creatividad afrocubana, callejera y menos visible como “secundaria”, la dispersión global masiva resultante de la crisis de los años 90, el hip-hop y hasta el reggaetón fueron el “golpe de gracia” para las artes cubanas.

Yo sabía que los artistas migrantes cubanos de los 90 pasaron de un momento en que sus carreras comenzaban a despegar en la isla a la anonimidad en un territorio desconocido. Al igual que yo, estos artistas migrantes tenían grandes expectativas, pero poco conocimiento sobre cómo operar fuera del contexto económico paternalista y controlador en el que nacieron y se criaron en la isla como norma, confiando básicamente en su oficio y talentos en el “nuevo mundo” para salir adelante.

Sin embargo, dado mis estudios de música en la isla, mi posterior experiencia diplomática en las Naciones Unidas, Nueva York, y algunos viajes familiares a Madrid y México, sabía de primera mano que entre los migrantes de los noventa había un grupo importante de cantantes, compositores y músicos de jazz dispersos por todo el mundo, con algunos de los cuales había estado en contacto a lo largo de años y geografías. 

Viviendo en el extranjero, estos músicos se mantenían significativamente en contacto entre ellos a través del Internet y en giras. Estos músicos cubanos continuaron produciendo arte como emigrantes, a pesar de la poca atención que recibían de las instituciones culturales, con pocas excepciones.

Mucho antes del anunciado acercamiento entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos (EE.UU.) el 17 de diciembre de 2014, por la Administración Obama, los artistas cubanos de ambas orillas de los 1990s han sido protagonistas orgánicos, allanando el camino para la “normalización” de los contactos personales y culturales entre cubanos de todas partes, navegando todo tipo de obstáculos burocráticos y políticos. 

He sido testigo personal de este proceso durante varios años. También estuve expuesta al trabajo de autores cubanos de la época, conocidos como Los Novísimos, algunos de ellos aún viviendo en la isla, como Ena Lucía Portela y Pedro Juan Gutiérrez. Dichos autores produjeron un importante cuerpo de textos que resonaban con mis preocupaciones generacionales sobre el impacto de la crisis de los años 90 en nuestra vida e identidad, y cuyos libros durante años se distribuyeron y consumieron principalmente fuera de la isla.

A lo largo de las últimas décadas, esas observaciones se transformaron en una constante indagación personal sobre los efectos de la crisis en las artes cubanas. Más tarde, durante mis estudios de posgrado en Florida, me di cuenta de que estaba haciendo investigación cualitativa sin siquiera saberlo. 

También me di cuenta de que, en los asuntos académicos cubanos, las voces de mujeres afrocubanas y migrantes de primera generación, como yo, eran prácticamente inexistentes. Entonces decidí estudiar y escribir seriamente sobre lo que parecían ser circuitos alternativos de música más allá del mainstream, que carecían de visibilidad o atención crítica. 

Me di cuenta de que la cultura cubana no estaba “en mal estado” a finales del siglo, pero que las condiciones para la producción cultural habían cambiado radicalmente de maneras apenas exploradas por los estudios cubanos. Reconocí la necesidad de ser creativa y abierta al estudiar y pensar sobre la cultura cubana, impactada por un contexto local cambiante y un mundo más globalizado desde el cambio de siglo. Estas son las coordenadas existenciales y motivaciones iniciales que hicieron posible este manuscrito.

La profunda crisis económica que tuvo lugar en Cuba en la década de 1990, impulsada por la desaparición de la Unión Soviética y el bloque socialista de Europa del Este, generó un éxodo significativo de cantautores y músicos de jazz cubanos, nacidos y criados después de la Revolución, hacia Estados Unidos, Europa y América Latina. 

Viviendo en el extranjero, estos músicos han formado redes transnacionales de colaboraciones musicales regulares que incluyen a la isla. El impacto de la crisis económica se tradujo en una devaluación de las estéticas heredadas del realismo socialista, el cambio hacia el pragmatismo y el compromiso con el mundo exterior, la adopción de estéticas de supervivencia y la búsqueda de acceso al mercado. 

¿Qué significa “la significativa transterritorialidad de la cultura cubana” (de la Nuez, 29) cuando más que nunca la producción artística, en diversas disciplinas, cubana se produce, circula y consume transnacionalmente en circuitos alternativos, principalmente fuera de las fronteras territoriales de la isla?

A pesar de la masiva dispersión de artistas cubanos, reforzada por la crisis de los años 90, ¿existe algún diálogo entre campos culturales en términos estéticos, ideológicos y generacionales? 

Para responder estas preguntas, este manuscrito examina la deconstrucción de los imaginarios revolucionarios y del exilio luego de los años 90, por agentes y espacios culturales menos visibles políticamente, particularmente en la música y principalmente fuera de la isla. Para ello, me detengo en cómo se negocian las narrativas sobre lo cubano y la cubanidad desde los años 90 en la música, y el impacto de la crisis en la emergencia de una condición estética post-socialista y/o post-nacional.

Este manuscrito está inspirado en trabajos de académicos poscoloniales como Homy Bhabha, sobre espacios narrativos “intermedios” o “tercer espacio”. La visión de Bhabha sobre el impacto del proceso de globalización en la creación de sentidos alternativos de cultura se manifiesta en un sentido más transnacional de hibridación y contestación de los regímenes modernos a finales del siglo. 

Inspirada en estas ideas, argumento que, a raíz de la crisis de los años 90 en la isla, surgieron espacios narrativos transnacionales y alternativos en la música cubana, resultando en espacios creativos “intermedios” a los que llamo Cubanidad intermedia, los que deconstruyen narrativas dominantes sobre la nación y lo cubano producidas por el discurso oficial en la isla y entre los exiliados tradicionales en Miami.

Identifico conexiones generacionales entre músicos caracterizados por enfoques transnacionales y distópicos sobre cubanidad a finales del siglo. Esta música alternativa de la diáspora refleja la emergencia de espacios culturales y voces narrativas distintas y plurales a través de fronteras internacionales, donde ha habido una negociación y deconstrucción sostenida de la centralidad de la nación revolucionaria y el “Hombre Nuevo” como sujeto discursivo nacional dominante.

Mi objetivo con este libro es contribuir a campos de estudio como los Estudios Cubanos y de Etnomusicología desde la lente interdisciplinaria y crítica proporcionada por los Estudios Culturales y Poscoloniales, revelando narrativas y/o estéticas comunes de una generación de artistas migrantes post-soviéticos existentes en redes transnacionales. 

Interpreto esta relación como una deconstrucción del sujeto y las narrativas nacionales dominantes en el contexto de la crisis de los años 90. El texto fomenta una conversación académica multidisciplinaria sobre el proceso sostenido de transnacionalización de la producción cultural cubana desde el cambio de siglo.

En el caso de los estudios musicales, arrojo luz sobre la escena musical transnacional que identifico como resultante de la creación de cantantes, cantautores y músicos de jazz cubanos desde la década de 1990. La historia y el análisis de esta escena amplían el alcance de la investigación sobre espacios alternativos en el contexto musical cubano. 

El manuscrito actualiza y problematiza las investigaciones sobre este grupo diaspórico cuyas experiencias trascienden estereotipos cubanos de la Guerra Fría y sobre los “balseros” como una categoría monolítica de representación de la migración cubana a finales del siglo XX. También propone futuras conversaciones sobre la Fusión Cubana, como una categoría narrativa de representación en términos musicales y culturales, al estudiar la cultura cubana como un espacio social flexible, internacional y móvil. 

El texto contribuye a conversaciones académicas sobre el impacto de prácticas y narrativas transnacionales sobre naciones e identidades nacionales, en un contexto global, así como a indagaciones posmodernas sobre una condición post-nacional. Propongo términos como Fusión Cubana, Cubanidad intermedia y la Escena Musical Alternativa Cubana Transnacional para hablar sobre esta red de negociación de identidad y producción musical. Estos términos son más que nada provocaciones analíticas y convenciones temporales que invitan a futuras investigaciones sobre producción musical alternativa y negociaciones de narrativas de identidad cubana en el contexto transnacional.

El libro está dividido en cinco capítulos. El primer capítulo, la Introducción, presenta la estructura y el contexto interdisciplinario que informa al libro. 

El segundo capítulo, “Hacia un imaginario cubano post-nacional”, brinda una contextualización histórica del proceso de negociación de narrativas de cubanidad desde el reconocimiento de la nación cubana como imaginario en el siglo XIX. 

Este capítulo examina críticamente algunos debates teóricos relevantes sobre el nacionalismo, la cubanidad y el transnacionalismo dentro y fuera de la isla. Esa revisión se complementa con un análisis del contexto histórico, a través de algunos momentos clave en la relación entre cultura y política, y su impacto en la producción cultural cubana después de 1959. El trasfondo teórico e histórico de los momentos de transnacionalismo en la música cubana, desde el siglo XIX, contextualiza el análisis posterior de la explosión alternativa y transnacional de narrativas de cubanidad en la música a finales del siglo XX proporcionado en el Capítulo 3.

El tercer capítulo, “Cubanidad ʻin-betweenʼ (intermedia): La Escena Musical Alternativa Cubana Transnacional”, examina la negociación de narrativas de identidad y de prácticas de producción musical de algunos cantantes, compositores y músicos académicamente formados cubanos, que emigraron masivamente después de la crisis de los años 90. Propongo el término Escena Alternativa de Música Cubana Transnacional (TCAMS, por sus siglas en inglés) para ilustrar esta red transnacional abierta de creación musical, que amplía el carácter cosmopolita de la música cubana a través de la fusión constante y contrapuntos culturales con una variedad de referencias musicales generacionales locales y globales, más allá de preocupaciones en cuanto al género musical. 

Este capítulo documenta cómo se produce, distribuye y consume esta música cubana en centros urbanos como Miami, Nueva York y Madrid, a través de colaboraciones constantes posibilitadas por la interacción directa de estos músicos en un contexto global. Sostengo que las vidas y letras transnacionales de estos músicos asumen una actitud aparentemente despolitizada y de término medio en relación con las narrativas dominantes de los discursos sobre cubanidad, tanto por parte de las autoridades de la isla como de los exiliados tradicionales. 

La investigación presentada en este capítulo destaca otra dimensión de los estudios de escenas musicales menos visibles pero importantes en el contexto cultural cubano desde la crisis, que hasta el momento se han enfocado básicamente en el hip-hop, la timba, el fenómeno de Buena Vista Social Club y más recientemente el reguetón.

El cuarto capítulo, “TCAMS y la Industria Musical”, aborda otros casos de estudio para avanzar reflexiones sobre la “ubicación” de la música de Fusión Cubana en los mercados de música latina, mundial y de jazz. Este capítulo también abre una discusión sobre la Fusión Cubana, como una categoría narrativa y cultural de representación, para pensar en las implicaciones de la transnacionalización de la música cubana desde la década de 1990. 

El capítulo tiene como objetivo resaltar la necesidad de actualizar y diversificar el marco polarizado de perspectivas producido por narrativas dominantes sobre cubanidad, tanto dentro como fuera de la isla, para abordar el estudio y las reflexiones sobre esta música cubana como una empresa transnacional desde el cambio de siglo, a través y más allá de las coordenadas epistemológicas binarias tradicionales predominantes en los estudios cubanos, provenientes de la Guerra Fría.

Después de las Conclusiones en el Capítulo 5, el manuscrito proporciona la lista de reproducción Cuban Fusion, que creé en Spotify sobre esta red de música, desde 2018 hasta el 2022, con más de 200 canciones: 15 horas de música.

La lista de reproducción tiene como objetivo ilustrar un paisaje sonoro de lo que entiendo por Fusión Cubana y TCAMS. La misma muestra el rango y el carácter abierto de la estética y el lenguaje musical de esta red de producción musical cubana en todo el mundo y desde dentro de la isla. Esta lista de reproducción no es exhaustiva, sino más bien una invitación a promover conversaciones, estudios y proyectos enfocados en el importante proceso de transnacionalización de la música y la cultura cubanas que está ocurriendo desde la década de 1990.

El manuscrito adopta un enfoque transdisciplinario que explora conexiones estéticas entre músicos cubanos de los noventa resultantes de la crisis. El texto propone un marco analítico compuesto por enfoques teóricos complementarios desde la sociología, la antropología, los estudios migratorios, la etnomusicología, estudios poscoloniales y culturales. El manuscrito también se informa de investigaciones posmodernas sobre condiciones posnacionales; útiles para promover una conversación crítica sobre el contexto cubano de producción cultural a finales del siglo XX dentro y fuera de la isla.

La investigación teórica principal se centra en la negociación de narrativas de nación e identidades nacionales en espacios culturales, a través de las fronteras epistemológicas impuestas por los estados-nación. Para ello, utilizo como punto de partida la idea de Benedict Anderson (1991) de nación y nacionalismo como una comunidad imaginada, formada en torno a ciertos referentes históricos y culturales comunes que promueven un fuerte sentido emocional de pertenencia. Esta definición ayuda a entender el carácter socialmente construido de las nociones de cubanidad, como resultado de negociaciones continuas entre narrativas en competencia en textos culturales de todo tipo, a través de espacios geográficos y tiempos históricos.

Derivado de lo anterior, también indago a través de este texto cómo la Revolución de 1959 en Cuba llevó a una reconfiguración significativa del imaginario nacional. La Revolución cubana subordinó todos los aspectos de la vida cultural a la construcción de un estado-nación y la adopción de la narrativa del “Hombre Nuevo” como el sujeto de la nación revolucionaria. 

Por un lado, la Revolución cubana adoptó una burocracia y un régimen de políticas culturales muy centralista, ideológica y patriarcal; a la vez que promovió un acceso masivo a la cultura y la educación. Por otro lado, implementó un sistema estricto y centralizado de control y censura por parte del establecimiento cultural revolucionario, donde narrativas disidentes y alternativas al discurso oficial han sido silenciadas y excluidas. Por ejemplo, la diáspora cubana es sistemáticamente excluida o ignorada en los relatos culturales por las narrativas dominantes en la isla.

En Isla sin fin (1998), Rafael Rojas identifica una de las narrativas dominantes que ha moldeado la teleología de la nación cubana, y que él llama la “narrativa identificatoria”. Después de 1959, esta narrativa subordinó el mito de la identidad nacional a la encarnación del estado-nación como origen y destino final; promovió una simbiosis entre conceptos como patria, nación, estado, república, revolución y socialismo; y subordinó a los intelectuales y su trabajo al poder institucional. 

Según Rojas, el mito “identificatorio” se ha convertido en un obstáculo para la emergencia de memorias e identidades plurales (47–60; 82). Por otro lado, Grenier y Pérez en The Legacy of the Exile (2003), señalan que el exilio cubano tradicional también ha desarrollado una narrativa y una performance de cubanidad muy ideológica y rígida, congelada en el pasado republicano antes de 1959 e intolerante a las opiniones de otros dentro y fuera de la diáspora que no coinciden con su forma de pensar (87).

En este texto propongo considerar lo cubano como un espacio cultural imaginario y desterritorializado de representación y negociación de identidad, que promueve un fuerte sentido emocional de pertenencia e identidad, construido en torno a ciertas narrativas históricas y culturales. La cubanidad también es un espacio de representación política a través de mucha performatividad verbal y en línea, confrontaciones interminables, traumas, manipulaciones, ilusiones, ignorancia, deseos y utopías, entre discursos dominantes/vocales y menos prevalentes/silenciados en la isla y en la diáspora. 

Históricamente, lo que se considera lo cubano es un híbrido cultural con un sentido intrínseco de exterioridad y conexión con el mundo; por lo tanto, no está exclusivamente asociado con el territorio y las raíces culturales fijas, sino también con la producción cultural de cubanos que viven fuera de la isla. Lo cubano ha sido constantemente negociado en textos culturales con diferentes visibilidades dentro y fuera de la isla, una negociación donde las tensiones con la política de la nación se han traducido en la adopción de estéticas, políticas culturales y narrativas rígidas.

Los estudios culturales y poscoloniales son un marco interdisciplinario académico importante para cuestionar la relación entre el proceso de producción del conocimiento con el poder. Para Yúdice, lo cultural se manifiesta como el terreno conflictivo y articulatorio entre el conocimiento legítimo y contestatario (341). La cultura es la negociación y búsqueda de legitimación entre discursos, representaciones, identidades, normas sociales y performances, por parte de diferentes agentes. 

Williams considera que los estudios culturales deben analizar cómo se experimenta la vida humana y las formas de significación y representación que circulan socialmente (91–92). Ese es el terreno académico donde se ubica este manuscrito. Se centra en lo que percibo como un punto de inflexión importante en el proceso a largo plazo de deconstrucción del imaginario nacional de la Revolución cubana en términos estéticos y narrativos, desde el cambio de siglo XXI. Hubo importantes cambios estéticos y generacionales en la década de 1990 en la isla, como un período de crisis que dio lugar a espacios de creatividad “intermedios”. En esos espacios, las narrativas sobre la nación cubana y la cubanidad se reconfiguraron en un momento postsocialista y/o posnacional.

En el caso del transnacionalismo, el texto se informa por contribuciones de académicos como Stuart Hall en Cultural Identity and Diaspora (1990), Arjun Appadurai en Modernity at Large (1996), Aiwa Ong en Flexible Citizenship: The Cultural Logics of Transnationality (1999), Alejandro Portes en City on the Edge (1998), Damián Fernández, en Cuba Transnational (2005) y Adriana O’Reilly, en Cuba: Idea of a Nation Displaced (2007), entre otros. Según las distintas y complementarias contribuciones teóricas de esos autores, cuyos conocimientos despliego en el Capítulo 2, el contexto transnacional permite percibir intercambios sociales, económicos e ideacionales a través de fronteras geopolíticas y culturales, resultando en identidades culturalmente híbridas.

Considero el transnacionalismo como un espacio de rearticulación entre lo global y lo local que tiene lugar en el ámbito de la identidad cultural, como una posición multidimensional de ser, pertenencia, identificación y ruptura con narrativas históricas y culturales comunes del pasado. 

Para Thomas, en Cosmopolitan, Transnational and International: Locating Cuban Music (2005), lo transnacional contrarresta las narrativas cada vez más prevalentes de pureza y autenticidad que han sido desarrolladas tanto por los buscadores de nostalgia del Occidente como por el aparato estatal socialista en la isla, que ha intentado reformular el patrimonio musical cubano como un producto de un proyecto nacionalista insular cada vez más defensivo (105). En el contexto transnacional, existen posibilidades para formular alternativas fluidas y críticas, que generen historias y prácticas discursivas discrepantes sobre la nación cubana y la cubanidad.

Para estudiar el impacto del nuevo momento transnacional a finales del siglo XX en relación con la producción cultural de los músicos cubanos que viven en el extranjero desde la década de 1990, realicé observaciones participativas en grabaciones de estudio, conciertos, festivales y paneles. Apoyé mis observaciones con entrevistas abiertas y con el análisis de varios álbumes, videos y documentales. 

También realicé análisis discursivos de algunas de las letras de estos músicos. Tuve interacciones continuas con esta comunidad de músicos durante décadas, desde que estudié piano y música clásica en el conservatorio de música “Manuel Saumell” en La Habana, Cuba, en los 80. Más tarde, interactué con varios de estos músicos en conciertos, grabaciones de estudio y personalmente en Nueva York, Miami y Madrid. 

En Miami, también produje, coproduje, colaboré y fui audiencia en algunos conciertos y festivales de música con instituciones culturales locales, y organicé paneles académicos sobre el trabajo de algunos de estos músicos, mientras realizaba mis estudios de doctorado, con el apoyo del Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Miami. Mi investigación llevó a la creación de mi blog personal Cubanidadinbetween, en el que publiqué algunas de las entrevistas hechas a través de los años a estos músicos, videos relacionados, documentales, reseñas e información sobre eventos relevantes. 

También he publicado textos sobre esta escena musical en revistas sobre la diáspora cubana y en publicaciones académicas. Algunos de estos artistas fueron invitados a dar conferencias en clases que impartí en la Universidad de Miami sobre narrativas nacionales y transnacionales y de cultura cubana.

Es importante continuar la conversación sobre narrativas posmodernas y poscoloniales en el contexto cubano que, aunque no son nuevas, son particularmente relevantes desde la crisis a finales del siglo XX. 

Este manuscrito está informado por una sensibilidad posmoderna que reflexiona sobre la necesidad de deconstruir narrativas modernas como el nacionalismo, el estado-nación y la identidad nacional. También invita a estudiar la compleja realidad de “otros” sujetos, identidades y narrativas relevantes, como las de afrodescendientes, migrantes recientes, mujeres, LGBTQA+, sujetos desplazados, marginados, oprimidos y disidentes, generalmente ignorados en los estudios sobre música y cultura cubanas. 

Es importante mirar críticamente las limitaciones impuestas a la imaginación humana y la creación cultural por la estrechez de las prácticas discursivas autoritarias, patriarcales y elitistas de instituciones cubanas como norma. Además, es relevante abordar los desafíos y posibilidades que plantea el proceso de globalización para las prácticas culturales cubanas y formas de negociación de identidad.



* Capítulo perteneciente al libro Cuban Fusion. The Transnational Cuban Alternative Music Scene, (Abril 2024, Palgrave MacMillan), de Eva Silot Bravo.

Fusión cubana 

Cuando aterricé en Miami viajando desde México en julio del 2003 estaba embarazada de mi hijo; por lo tanto, la decisión de establecer una nueva vida en Miami me resultaba al mismo tiempo esperanzadora e incierta. 

Tres meses antes, deserté de un trabajo fascinante y personalmente desafiante como diplomática cubana y negociadora internacional en las Naciones Unidas, Nueva York, después de siete años viviendo y trabajando entre La Habana y Nueva York. 

Mi escape fue motivado por una decisión familiar, luego que, a mis padres, que vivían en México, las autoridades cubanas los presionaran arbitrariamente para que regresaran a la isla y dejaran su trabajo y vida en México. Vivir en México era la principal fuente de supervivencia para mi familia y nuestros parientes inmediatos en la isla, enfrentados a los desafíos extremos de la crisis cubana de los años 90.

Una vez establecida en Miami, me sorprendía lo poco que se escuchaba música cubana hecha en la isla y por migrantes recientes cubanos en lugares públicos a principios de los 2000, a pesar de la imagen de Miami como una ciudad global moderna y diversa retratada por muchos en las noticias, redes sociales, ficción y no ficción. 

La estética circundante y la música de fondo en la mayoría de los lugares cubanos en Miami a principios de los 2000 eran básicamente una reproducción de la estética cubana de los años 50, como si de repente hubiera viajado atrás en el tiempo a la época de mis abuelos en la isla. 

Eso contrastaba con la situación de la evolución de la música cubana en Nueva York, donde músicos cubanos de la diáspora reciente estaban creando una escena emergente y cada vez más visible a través de clubes de jazz y otros lugares de la ciudad, documentada en películas como Calle 54, del cineasta español, director y amante de la música cubana, Fernando Trueba.

Estos recorridos me permitieron ser testigo de primera mano de una explosión cultural nueva y diferente de la producción musical cubana en ciudades como Miami, New York y Madrid por parte de migrantes recientes y de fructíferos intercambios culturales de estos con músicos de la isla. 

También me di cuenta de la influencia generalizada de las narrativas binarias de la Guerra Fría en la academia estadounidense y de lo poco visible que era la música cubana en el mercado de la música latina en ese momento, donde se prestaba poca atención a los eventos locales y globales en los que participaban cubanos de la diáspora. 

Esa situación ha evolucionado desde entonces a través de los flujos continuos de migración cubana y los cambios en el contexto bilateral, lo que ha resultado en que los músicos cubanos de la diáspora hayan ganado espacios y mayor reconocimiento en el mercado de la música latina, jazz, tropical y alternativa. 

Además, detectaba una especie de mantra en los textos y conversaciones entre amigos y conocidos emigrantes, que creían firmemente que la cultura cubana básicamente había “muerto” después de finales de los años 80. Para ellos, viniendo de una perspectiva elitista, que básicamente desestima a gran parte de la creatividad afrocubana, callejera y menos visible como “secundaria”, la dispersión global masiva resultante de la crisis de los años 90, el hip-hop y hasta el reggaetón fueron el “golpe de gracia” para las artes cubanas.

Yo sabía que los artistas migrantes cubanos de los 90 pasaron de un momento en que sus carreras comenzaban a despegar en la isla a la anonimidad en un territorio desconocido. Al igual que yo, estos artistas migrantes tenían grandes expectativas, pero poco conocimiento sobre cómo operar fuera del contexto económico paternalista y controlador en el que nacieron y se criaron en la isla como norma, confiando básicamente en su oficio y talentos en el “nuevo mundo” para salir adelante.

Sin embargo, dado mis estudios de música en la isla, mi posterior experiencia diplomática en las Naciones Unidas, Nueva York, y algunos viajes familiares a Madrid y México, sabía de primera mano que entre los migrantes de los noventa había un grupo importante de cantantes, compositores y músicos de jazz dispersos por todo el mundo, con algunos de los cuales había estado en contacto a lo largo de años y geografías. 

Viviendo en el extranjero, estos músicos se mantenían significativamente en contacto entre ellos a través del Internet y en giras. Estos músicos cubanos continuaron produciendo arte como emigrantes, a pesar de la poca atención que recibían de las instituciones culturales, con pocas excepciones.

Mucho antes del anunciado acercamiento entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos (EE.UU.) el 17 de diciembre de 2014, por la Administración Obama, los artistas cubanos de ambas orillas de los 1990s han sido protagonistas orgánicos, allanando el camino para la “normalización” de los contactos personales y culturales entre cubanos de todas partes, navegando todo tipo de obstáculos burocráticos y políticos. 

He sido testigo personal de este proceso durante varios años. También estuve expuesta al trabajo de autores cubanos de la época, conocidos como Los Novísimos, algunos de ellos aún viviendo en la isla, como Ena Lucía Portela y Pedro Juan Gutiérrez. Dichos autores produjeron un importante cuerpo de textos que resonaban con mis preocupaciones generacionales sobre el impacto de la crisis de los años 90 en nuestra vida e identidad, y cuyos libros durante años se distribuyeron y consumieron principalmente fuera de la isla.

A lo largo de las últimas décadas, esas observaciones se transformaron en una constante indagación personal sobre los efectos de la crisis en las artes cubanas. Más tarde, durante mis estudios de posgrado en Florida, me di cuenta de que estaba haciendo investigación cualitativa sin siquiera saberlo. 

También me di cuenta de que, en los asuntos académicos cubanos, las voces de mujeres afrocubanas y migrantes de primera generación, como yo, eran prácticamente inexistentes. Entonces decidí estudiar y escribir seriamente sobre lo que parecían ser circuitos alternativos de música más allá del mainstream, que carecían de visibilidad o atención crítica. 

Me di cuenta de que la cultura cubana no estaba “en mal estado” a finales del siglo, pero que las condiciones para la producción cultural habían cambiado radicalmente de maneras apenas exploradas por los estudios cubanos. Reconocí la necesidad de ser creativa y abierta al estudiar y pensar sobre la cultura cubana, impactada por un contexto local cambiante y un mundo más globalizado desde el cambio de siglo. Estas son las coordenadas existenciales y motivaciones iniciales que hicieron posible este manuscrito.

La profunda crisis económica que tuvo lugar en Cuba en la década de 1990, impulsada por la desaparición de la Unión Soviética y el bloque socialista de Europa del Este, generó un éxodo significativo de cantautores y músicos de jazz cubanos, nacidos y criados después de la Revolución, hacia Estados Unidos, Europa y América Latina. 

Viviendo en el extranjero, estos músicos han formado redes transnacionales de colaboraciones musicales regulares que incluyen a la isla. El impacto de la crisis económica se tradujo en una devaluación de las estéticas heredadas del realismo socialista, el cambio hacia el pragmatismo y el compromiso con el mundo exterior, la adopción de estéticas de supervivencia y la búsqueda de acceso al mercado. 

¿Qué significa “la significativa transterritorialidad de la cultura cubana” (de la Nuez, 29) cuando más que nunca la producción artística, en diversas disciplinas, cubana se produce, circula y consume transnacionalmente en circuitos alternativos, principalmente fuera de las fronteras territoriales de la isla?

A pesar de la masiva dispersión de artistas cubanos, reforzada por la crisis de los años 90, ¿existe algún diálogo entre campos culturales en términos estéticos, ideológicos y generacionales? 

Para responder estas preguntas, este manuscrito examina la deconstrucción de los imaginarios revolucionarios y del exilio luego de los años 90, por agentes y espacios culturales menos visibles políticamente, particularmente en la música y principalmente fuera de la isla. Para ello, me detengo en cómo se negocian las narrativas sobre lo cubano y la cubanidad desde los años 90 en la música, y el impacto de la crisis en la emergencia de una condición estética post-socialista y/o post-nacional.

Este manuscrito está inspirado en trabajos de académicos poscoloniales como Homy Bhabha, sobre espacios narrativos “intermedios” o “tercer espacio”. La visión de Bhabha sobre el impacto del proceso de globalización en la creación de sentidos alternativos de cultura se manifiesta en un sentido más transnacional de hibridación y contestación de los regímenes modernos a finales del siglo. 

Inspirada en estas ideas, argumento que, a raíz de la crisis de los años 90 en la isla, surgieron espacios narrativos transnacionales y alternativos en la música cubana, resultando en espacios creativos “intermedios” a los que llamo Cubanidad intermedia, los que deconstruyen narrativas dominantes sobre la nación y lo cubano producidas por el discurso oficial en la isla y entre los exiliados tradicionales en Miami.

Identifico conexiones generacionales entre músicos caracterizados por enfoques transnacionales y distópicos sobre cubanidad a finales del siglo. Esta música alternativa de la diáspora refleja la emergencia de espacios culturales y voces narrativas distintas y plurales a través de fronteras internacionales, donde ha habido una negociación y deconstrucción sostenida de la centralidad de la nación revolucionaria y el “Hombre Nuevo” como sujeto discursivo nacional dominante.

Mi objetivo con este libro es contribuir a campos de estudio como los Estudios Cubanos y de Etnomusicología desde la lente interdisciplinaria y crítica proporcionada por los Estudios Culturales y Poscoloniales, revelando narrativas y/o estéticas comunes de una generación de artistas migrantes post-soviéticos existentes en redes transnacionales. 

Interpreto esta relación como una deconstrucción del sujeto y las narrativas nacionales dominantes en el contexto de la crisis de los años 90. El texto fomenta una conversación académica multidisciplinaria sobre el proceso sostenido de transnacionalización de la producción cultural cubana desde el cambio de siglo.

En el caso de los estudios musicales, arrojo luz sobre la escena musical transnacional que identifico como resultante de la creación de cantantes, cantautores y músicos de jazz cubanos desde la década de 1990. La historia y el análisis de esta escena amplían el alcance de la investigación sobre espacios alternativos en el contexto musical cubano. 

El manuscrito actualiza y problematiza las investigaciones sobre este grupo diaspórico cuyas experiencias trascienden estereotipos cubanos de la Guerra Fría y sobre los “balseros” como una categoría monolítica de representación de la migración cubana a finales del siglo XX. También propone futuras conversaciones sobre la Fusión Cubana, como una categoría narrativa de representación en términos musicales y culturales, al estudiar la cultura cubana como un espacio social flexible, internacional y móvil. 

El texto contribuye a conversaciones académicas sobre el impacto de prácticas y narrativas transnacionales sobre naciones e identidades nacionales, en un contexto global, así como a indagaciones posmodernas sobre una condición post-nacional. Propongo términos como Fusión Cubana, Cubanidad intermedia y la Escena Musical Alternativa Cubana Transnacional para hablar sobre esta red de negociación de identidad y producción musical. Estos términos son más que nada provocaciones analíticas y convenciones temporales que invitan a futuras investigaciones sobre producción musical alternativa y negociaciones de narrativas de identidad cubana en el contexto transnacional.

El libro está dividido en cinco capítulos. El primer capítulo, la Introducción, presenta la estructura y el contexto interdisciplinario que informa al libro. 

El segundo capítulo, “Hacia un imaginario cubano post-nacional”, brinda una contextualización histórica del proceso de negociación de narrativas de cubanidad desde el reconocimiento de la nación cubana como imaginario en el siglo XIX. 

Este capítulo examina críticamente algunos debates teóricos relevantes sobre el nacionalismo, la cubanidad y el transnacionalismo dentro y fuera de la isla. Esa revisión se complementa con un análisis del contexto histórico, a través de algunos momentos clave en la relación entre cultura y política, y su impacto en la producción cultural cubana después de 1959. El trasfondo teórico e histórico de los momentos de transnacionalismo en la música cubana, desde el siglo XIX, contextualiza el análisis posterior de la explosión alternativa y transnacional de narrativas de cubanidad en la música a finales del siglo XX proporcionado en el Capítulo 3.

El tercer capítulo, “Cubanidad ʻin-betweenʼ (intermedia): La Escena Musical Alternativa Cubana Transnacional”, examina la negociación de narrativas de identidad y de prácticas de producción musical de algunos cantantes, compositores y músicos académicamente formados cubanos, que emigraron masivamente después de la crisis de los años 90. Propongo el término Escena Alternativa de Música Cubana Transnacional (TCAMS, por sus siglas en inglés) para ilustrar esta red transnacional abierta de creación musical, que amplía el carácter cosmopolita de la música cubana a través de la fusión constante y contrapuntos culturales con una variedad de referencias musicales generacionales locales y globales, más allá de preocupaciones en cuanto al género musical. 

Este capítulo documenta cómo se produce, distribuye y consume esta música cubana en centros urbanos como Miami, Nueva York y Madrid, a través de colaboraciones constantes posibilitadas por la interacción directa de estos músicos en un contexto global. Sostengo que las vidas y letras transnacionales de estos músicos asumen una actitud aparentemente despolitizada y de término medio en relación con las narrativas dominantes de los discursos sobre cubanidad, tanto por parte de las autoridades de la isla como de los exiliados tradicionales. 

La investigación presentada en este capítulo destaca otra dimensión de los estudios de escenas musicales menos visibles pero importantes en el contexto cultural cubano desde la crisis, que hasta el momento se han enfocado básicamente en el hip-hop, la timba, el fenómeno de Buena Vista Social Club y más recientemente el reguetón.

El cuarto capítulo, “TCAMS y la Industria Musical”, aborda otros casos de estudio para avanzar reflexiones sobre la “ubicación” de la música de Fusión Cubana en los mercados de música latina, mundial y de jazz. Este capítulo también abre una discusión sobre la Fusión Cubana, como una categoría narrativa y cultural de representación, para pensar en las implicaciones de la transnacionalización de la música cubana desde la década de 1990. 

El capítulo tiene como objetivo resaltar la necesidad de actualizar y diversificar el marco polarizado de perspectivas producido por narrativas dominantes sobre cubanidad, tanto dentro como fuera de la isla, para abordar el estudio y las reflexiones sobre esta música cubana como una empresa transnacional desde el cambio de siglo, a través y más allá de las coordenadas epistemológicas binarias tradicionales predominantes en los estudios cubanos, provenientes de la Guerra Fría.

Después de las Conclusiones en el Capítulo 5, el manuscrito proporciona la lista de reproducción Cuban Fusion, que creé en Spotify sobre esta red de música, desde 2018 hasta el 2022, con más de 200 canciones: 15 horas de música.

La lista de reproducción tiene como objetivo ilustrar un paisaje sonoro de lo que entiendo por Fusión Cubana y TCAMS. La misma muestra el rango y el carácter abierto de la estética y el lenguaje musical de esta red de producción musical cubana en todo el mundo y desde dentro de la isla. Esta lista de reproducción no es exhaustiva, sino más bien una invitación a promover conversaciones, estudios y proyectos enfocados en el importante proceso de transnacionalización de la música y la cultura cubanas que está ocurriendo desde la década de 1990.

El manuscrito adopta un enfoque transdisciplinario que explora conexiones estéticas entre músicos cubanos de los noventa resultantes de la crisis. El texto propone un marco analítico compuesto por enfoques teóricos complementarios desde la sociología, la antropología, los estudios migratorios, la etnomusicología, estudios poscoloniales y culturales. El manuscrito también se informa de investigaciones posmodernas sobre condiciones posnacionales; útiles para promover una conversación crítica sobre el contexto cubano de producción cultural a finales del siglo XX dentro y fuera de la isla.

La investigación teórica principal se centra en la negociación de narrativas de nación e identidades nacionales en espacios culturales, a través de las fronteras epistemológicas impuestas por los estados-nación. Para ello, utilizo como punto de partida la idea de Benedict Anderson (1991) de nación y nacionalismo como una comunidad imaginada, formada en torno a ciertos referentes históricos y culturales comunes que promueven un fuerte sentido emocional de pertenencia. Esta definición ayuda a entender el carácter socialmente construido de las nociones de cubanidad, como resultado de negociaciones continuas entre narrativas en competencia en textos culturales de todo tipo, a través de espacios geográficos y tiempos históricos.

Derivado de lo anterior, también indago a través de este texto cómo la Revolución de 1959 en Cuba llevó a una reconfiguración significativa del imaginario nacional. La Revolución cubana subordinó todos los aspectos de la vida cultural a la construcción de un estado-nación y la adopción de la narrativa del “Hombre Nuevo” como el sujeto de la nación revolucionaria. 

Por un lado, la Revolución cubana adoptó una burocracia y un régimen de políticas culturales muy centralista, ideológica y patriarcal; a la vez que promovió un acceso masivo a la cultura y la educación. Por otro lado, implementó un sistema estricto y centralizado de control y censura por parte del establecimiento cultural revolucionario, donde narrativas disidentes y alternativas al discurso oficial han sido silenciadas y excluidas. Por ejemplo, la diáspora cubana es sistemáticamente excluida o ignorada en los relatos culturales por las narrativas dominantes en la isla.

En Isla sin fin (1998), Rafael Rojas identifica una de las narrativas dominantes que ha moldeado la teleología de la nación cubana, y que él llama la “narrativa identificatoria”. Después de 1959, esta narrativa subordinó el mito de la identidad nacional a la encarnación del estado-nación como origen y destino final; promovió una simbiosis entre conceptos como patria, nación, estado, república, revolución y socialismo; y subordinó a los intelectuales y su trabajo al poder institucional. 

Según Rojas, el mito “identificatorio” se ha convertido en un obstáculo para la emergencia de memorias e identidades plurales (47–60; 82). Por otro lado, Grenier y Pérez en The Legacy of the Exile (2003), señalan que el exilio cubano tradicional también ha desarrollado una narrativa y una performance de cubanidad muy ideológica y rígida, congelada en el pasado republicano antes de 1959 e intolerante a las opiniones de otros dentro y fuera de la diáspora que no coinciden con su forma de pensar (87).

En este texto propongo considerar lo cubano como un espacio cultural imaginario y desterritorializado de representación y negociación de identidad, que promueve un fuerte sentido emocional de pertenencia e identidad, construido en torno a ciertas narrativas históricas y culturales. La cubanidad también es un espacio de representación política a través de mucha performatividad verbal y en línea, confrontaciones interminables, traumas, manipulaciones, ilusiones, ignorancia, deseos y utopías, entre discursos dominantes/vocales y menos prevalentes/silenciados en la isla y en la diáspora. 

Históricamente, lo que se considera lo cubano es un híbrido cultural con un sentido intrínseco de exterioridad y conexión con el mundo; por lo tanto, no está exclusivamente asociado con el territorio y las raíces culturales fijas, sino también con la producción cultural de cubanos que viven fuera de la isla. Lo cubano ha sido constantemente negociado en textos culturales con diferentes visibilidades dentro y fuera de la isla, una negociación donde las tensiones con la política de la nación se han traducido en la adopción de estéticas, políticas culturales y narrativas rígidas.

Los estudios culturales y poscoloniales son un marco interdisciplinario académico importante para cuestionar la relación entre el proceso de producción del conocimiento con el poder. Para Yúdice, lo cultural se manifiesta como el terreno conflictivo y articulatorio entre el conocimiento legítimo y contestatario (341). La cultura es la negociación y búsqueda de legitimación entre discursos, representaciones, identidades, normas sociales y performances, por parte de diferentes agentes. 

Williams considera que los estudios culturales deben analizar cómo se experimenta la vida humana y las formas de significación y representación que circulan socialmente (91–92). Ese es el terreno académico donde se ubica este manuscrito. Se centra en lo que percibo como un punto de inflexión importante en el proceso a largo plazo de deconstrucción del imaginario nacional de la Revolución cubana en términos estéticos y narrativos, desde el cambio de siglo XXI. Hubo importantes cambios estéticos y generacionales en la década de 1990 en la isla, como un período de crisis que dio lugar a espacios de creatividad “intermedios”. En esos espacios, las narrativas sobre la nación cubana y la cubanidad se reconfiguraron en un momento postsocialista y/o posnacional.

En el caso del transnacionalismo, el texto se informa por contribuciones de académicos como Stuart Hall en Cultural Identity and Diaspora (1990), Arjun Appadurai en Modernity at Large (1996), Aiwa Ong en Flexible Citizenship: The Cultural Logics of Transnationality (1999), Alejandro Portes en City on the Edge (1998), Damián Fernández, en Cuba Transnational (2005) y Adriana O’Reilly, en Cuba: Idea of a Nation Displaced (2007), entre otros. Según las distintas y complementarias contribuciones teóricas de esos autores, cuyos conocimientos despliego en el Capítulo 2, el contexto transnacional permite percibir intercambios sociales, económicos e ideacionales a través de fronteras geopolíticas y culturales, resultando en identidades culturalmente híbridas.

Considero el transnacionalismo como un espacio de rearticulación entre lo global y lo local que tiene lugar en el ámbito de la identidad cultural, como una posición multidimensional de ser, pertenencia, identificación y ruptura con narrativas históricas y culturales comunes del pasado. 

Para Thomas, en Cosmopolitan, Transnational and International: Locating Cuban Music (2005), lo transnacional contrarresta las narrativas cada vez más prevalentes de pureza y autenticidad que han sido desarrolladas tanto por los buscadores de nostalgia del Occidente como por el aparato estatal socialista en la isla, que ha intentado reformular el patrimonio musical cubano como un producto de un proyecto nacionalista insular cada vez más defensivo (105). En el contexto transnacional, existen posibilidades para formular alternativas fluidas y críticas, que generen historias y prácticas discursivas discrepantes sobre la nación cubana y la cubanidad.

Para estudiar el impacto del nuevo momento transnacional a finales del siglo XX en relación con la producción cultural de los músicos cubanos que viven en el extranjero desde la década de 1990, realicé observaciones participativas en grabaciones de estudio, conciertos, festivales y paneles. Apoyé mis observaciones con entrevistas abiertas y con el análisis de varios álbumes, videos y documentales. 

También realicé análisis discursivos de algunas de las letras de estos músicos. Tuve interacciones continuas con esta comunidad de músicos durante décadas, desde que estudié piano y música clásica en el conservatorio de música “Manuel Saumell” en La Habana, Cuba, en los 80. Más tarde, interactué con varios de estos músicos en conciertos, grabaciones de estudio y personalmente en Nueva York, Miami y Madrid. 

En Miami, también produje, coproduje, colaboré y fui audiencia en algunos conciertos y festivales de música con instituciones culturales locales, y organicé paneles académicos sobre el trabajo de algunos de estos músicos, mientras realizaba mis estudios de doctorado, con el apoyo del Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Miami. Mi investigación llevó a la creación de mi blog personal Cubanidadinbetween, en el que publiqué algunas de las entrevistas hechas a través de los años a estos músicos, videos relacionados, documentales, reseñas e información sobre eventos relevantes. 

También he publicado textos sobre esta escena musical en revistas sobre la diáspora cubana y en publicaciones académicas. Algunos de estos artistas fueron invitados a dar conferencias en clases que impartí en la Universidad de Miami sobre narrativas nacionales y transnacionales y de cultura cubana.

Es importante continuar la conversación sobre narrativas posmodernas y poscoloniales en el contexto cubano que, aunque no son nuevas, son particularmente relevantes desde la crisis a finales del siglo XX. 

Este manuscrito está informado por una sensibilidad posmoderna que reflexiona sobre la necesidad de deconstruir narrativas modernas como el nacionalismo, el estado-nación y la identidad nacional. También invita a estudiar la compleja realidad de “otros” sujetos, identidades y narrativas relevantes, como las de afrodescendientes, migrantes recientes, mujeres, LGBTQA+, sujetos desplazados, marginados, oprimidos y disidentes, generalmente ignorados en los estudios sobre música y cultura cubanas. 

Es importante mirar críticamente las limitaciones impuestas a la imaginación humana y la creación cultural por la estrechez de las prácticas discursivas autoritarias, patriarcales y elitistas de instituciones cubanas como norma. Además, es relevante abordar los desafíos y posibilidades que plantea el proceso de globalización para las prácticas culturales cubanas y formas de negociación de identidad.


* Capítulo perteneciente al libro Cuban Fusion. The Transnational Cuban Alternative Music Scene, (Abril 2024, Palgrave MacMillan), de Eva Silot Bravo.

Podcast Cuban Chronicles-Interview about my book: Cuban Fusion. The Transnational Cuban Alternative Music Scene-August, 2024

 

 

Eva Silot Bravo joins Rebecca again to talk about her recently published book, Cuban Fusion: The Transnational Cuban Alternative Music Scene, which focuses on Cuban musicians who have migrated to New York, Madrid, and other major cities since the 1990s. They have created new transnational musical scenes, with some traveling back and forth between Cuba and abroad, fusing jazz, Afro-Cuban folkloric music, nueva trova and other genres.

Songs played:
Levitando, Ramon Valle
Bolero Filin, Gema Y Pavel
Café, Interactivo
Se Feliz, Fernando Alvarez & Descemer Bueno
The Magic Danzonete, Dafnis Prieto
Baba Elegguá, Brenda Navarrete

 

Listen to the episode in the following link:

Cuban Fusion & Transnational Scenes

Sunday, August 11, 2024

Book Presentation: An Evening with Eva Silot Bravo, PhD and Marysol Quevedo, PhD. Books & Books, Coral Gables, FL. Sept. 6, 2024. 7:00 pm

 

An Evening with Eva Silot Bravo, PhD and Marysol Quevedo, PhD.

Date: September 6, 2024
Time: 7:00 pm - 8:00 pm
Books & Books in Coral Gables
265 Aragon Ave. Coral Gables, FL 33134

Phone: 305.442.4408

Books & Books and FIU’s Cuban Research Institute present…

AN EVENING WITH DR. EVA SILOT BRAVO

in conversation with

Marysol Quevedo, PhD.

discussing

Cuban Fusion: The Transnational Cuban Alternative Music Scene

(Palgrave MacMillan, $53.99)

Friday, September 6th, 7 PM | Books & Books, Coral Gables

RSVP HERE FOR FREE


Books & Books is proud to present an evening with Eva Silot Bravo, PhD, discussing her new book, Cuban Fusion: The Transnational Cuban Alternative Music Scene (Palgrave MacMillan, $53.99). She will be in conversation with Marysol Quevedo, PhD.

This event is FREE and open to the public. Books will be available for purchase the night of the event! Please RSVP only if you intend to join us.


About the Book:

Surveying the impact of Cuba’s economic crisis after the demise of the eastern socialist block, this book documents a relatively unexplored transnational network of collaborations among Cuban musicians that migrated to many different countries from the 1990s forward. The book’s main argument is that in light of the 1990s crisis in Cuba, new transnational and alternative narratives emerged, resulting in creative “in-between” spaces that reflect a post- socialist aesthetic condition. The manuscript also documents important developments in the Cuban jazz and fusion scenes outside the island in the last 20+ years.

BUY THE BOOK HERE

 

 


About the Author:

Afro-Cuban female author & creative, educator, interdisciplinary scholar & former diplomat and international negotiator in the United Nations, New York. Currently the Ethnic Studies Faculty at Oakland School for the Art in Oakland, CA. A PhD. in Cultural Studies, Spanish and Literatures from the University of Miami since 2016, an M.A. in International Studies from Florida International University and a B.A. in International Relations from Havana, Cuba. She has published 30+ texts, including academic articles, art reviews and interviews on Cuban music, literature, film, and other cultural topics. Her sustained commitment for documenting voices of migrant, Afro-descendent and female creatives led her to create the blog Cubanidadinbetween, and two bilingual podcasts “Miami Alternativo” and “Word Culture.” She produced concerts and collaborated with local cultural institutions in Miami, promoting Cuban music.

About the Moderator:

Marysol Quevedo, a native of San Juan, Puerto Rico, is an Assistant Professor of Musicology at the Frost School of Music at the University of Miami. She received her Ph.D. in musicology with a minor in ethnomusicology from Indiana University. Her research interests include art music in Cuba before and after the 1959 Revolution and more broadly the relationship between music composition and performance, national identity, and politics in Latin American music scenes. Quevedo’s chapter, “Experimental Music and the Avant-Garde in Post-1959 Cuba: Revolutionary Music for the Revolution,” was published in 2018 in Experimentalism in Practice: Perspectives from Latin America (Oxford University Press). Her article “The Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba and its Role in the Cuban Revolution’s Cultural Project” was published in the journal Cuban Studies in the spring of 2019She has written several entries for the second edition of the Dictionary of American Music and is a contributor to Oxford Annotated Bibliographies.

In the fall of 2012, Quevedo conducted archival research at the Cuban Heritage Collection at the University of Miami, thanks to a generous dissertation research fellowship provided by the CHC.
She is also an active member of the Latin American and Caribbean Music Section of the Society for Ethnomusicology and the Cold War and Music Study Group of the American Musicological Society. She currently serves as one of the editors of the AMS’s online publication Musicology Now.

"Eva Silot. Un continente llamado fusión." Entrevista por Elena Llovet, de Arbol Invertido, para Revista Alas Tensas, en Madrid, Verano 2024.


Descripción:

Eva es autora y creadora afrocubana, académica independiente interdisciplinaria, una mujer orquesta. Su compromiso sostenido por documentar las voces de creadores emigrantes, afrodescendientes y voces femeninas la llevó a crear el blog Cubanidadinbetween y dos podcast bilingües, “Miami Alternativo” y “Word Culture/Cultura de la Palabra”. Ha producido conciertos y colaborado con instituciones culturales locales en EU, promoviendo música cubana. Para ella la fusión, esa cualidad de los ritmos cubanos de imbricarse con casi cualquier otro, es lo que ha hecho que la música cubana trascienda fronteras geográficas e ideológicas. #arbolinvertido #ailaentrevista #musicacubana #mujerescubanas #referentes #evasilotbravo #elenallovet
 

Reseñas | “Fusión cubana”: un libro imprescindible. Revista Alas Tensas. (11 de Julio del 2024)

Reseña sobre mi libro Cuban Fusion. The Transnational Cuban Alternative Music Scene, publicado por la revista feminista cubana Alas Tensas, radicada en Madrid:

 

https://alastensas.com/escrituras/fusion-cubana-un-libro-imprescindible/?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR3pp4qIKD2hR2Ng2CHi70j6HW3gh_5byM_RJ3f737ntapNzxiMm7rYxWsY_aem_HWsgNFJrQ7f2ZbHZoaGBlg 

 

Reseñas | “Fusión cubana”: un libro imprescindible

"Fusión cubana" es un libro imprescindible para comprender lo que es y será la cultura cubana en los próximos años.

| Escrituras | 11/07/2024
Eva Silot Bravo

Publicado en 2024, el libro Fusión cubana. La escena transnacional de la música alternativa cubana [Cuban Fusion. The Transnacional Cuban Alternative Music Scene], de Eva Silot Bravo, es un minucioso estudio sobre la evolución musical y las estrategias de producción de los principales jazzistas y cantautores que han emigrado de la isla en los últimos veinte años. A partir de su propia experiencia como productora y promotora de la música cubana en Estados Unidos, Silot Bravo analiza el impacto de la profunda crisis económica que afectó a Cuba tras la desaparición del bloque socialista de Europa del Este y documenta el desarrollo de “un renacimiento cultural” que, desde la diáspora, ha expandido “las fronteras simbólicas de las narrativas nacionales y culturales cubanas”.

Proyectos como Habana Abierta e Interactivo, cantaurores como Gema Corredera, Pavel Urquiza, Descemer Bueno, Haydée Milanés, Kelvis Ochoa, y muchas figuras notables del jazz y el hip-hop, como Gonzalo Rubalcaba, Yusa y Telmary, forman parte de este renacimiento de la música cubana. Sus modos de hacer ―explica Eva Silot―, no solo fusionan y llevan al límite al límite los géneros musicales, sino que además “reflejan una condición estética post-socialista, más allá de los mercados tradicionales y las narrativas de la Guerra Fría”.

La disposición sin prejuicios de estos músicos cubanos para cultivar y experimentar con el jazz, la timba, el funk, el rock, R&B, la música brasileña, el hip-hop, la música caribeña y todo tipo de música no reconoce fronteras estéticas ni de etiquetas. Su música es un camino transcultural que representa la evolución del legado de la diáspora africana en Cuba, el Caribe, EE.UU. y Europa al final del siglo XX.

Fusión cubana es ―según Mike Levine, Profesor Asistente de Musicología en la Universidad Christopher Newport―, “una corrección urgentemente necesaria a la visión estrecha y de larga data que sostiene que solo los artistas nacidos y que viven en Cuba pueden reclamar cubanidad”. Es un estudio invaluable y renovador, apoyado en años de investigación y diálogo con esos artistas, a través del cual se definen los códigos que distinguen una nueva era de la música cubana, “una era ―afirma Levine― en la que la migración y el transnacionalismo se han convertido en la norma para muchos”.

Por su parte, el historiador de la música Greg Landau, quien es además un reconocido productor musical, ha elogiado el nivel de información que este libro ofrece, así como el equilibrado análisis que Silot hace del trabajo de estos artistas, alejándose del discurso a menudo políticamente polarizado que domina los estudios sobre el tema en Cuba y en el exilio.

“Aún queda un largo camino por recorrer ―asegura Eva Silot― para dar cuenta del impacto de esta explosión creativa de música cubana en todo el mundo”. Es necesario “abrir las formas tradicionales de investigación en los estudios cubanos dentro y fuera de la isla”, insiste. Este libro es, sin duda, la puerta para otros acercamientos a un fenómeno esencial, un libro imprescindible para comprender lo que es y será la cultura cubana en los próximos años.

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Nuestro proyecto, incluyendo el Observatorio de Género de Alas Tensas (OGAT), y contenidos como este, son el resultado del esfuerzo de muchas personas. Trabajamos de manera independiente en la búsqueda de la verdad, por la igualdad y la justicia social, por la denuncia y la prevención contra toda forma de violencia de género y otras opresiones. Todos nuestros contenidos son de acceso libre y gratuito en Internet. Necesitamos apoyo para poder continuar. Ayúdanos a mantener el vuelo, colabora con una pequeña donación haciendo clic aquí.

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Libros | La escena transnacional de la música alternativa cubana. Alas Tensas (10 de julio del 2024)

Texto sobre mi libro Cuba Fusion. The Transnational Cuban Alternative Music Scene, publicado por Alas Tensas, revista feminista cubana radicada en Madrid. Este texto reproduce en español fragmentos del libro, publicado en inglés originalmente.

https://alastensas.com/escrituras/la-escena-transnacional-de-la-musica-alternativa-cubana/

Libros | La escena transnacional de la música alternativa cubana

“En estas narrativas musicales hay una postura post-revolucionaria y distópica que mitiga la centralidad de la nación.”

| Escrituras | 10/07/2024
Habana Abierta en concierto.
Habana Abierta en concierto.

La caída del Muro de Berlín en Europa en 1989 marcó un momento crucial de ruptura para la sociedad cubana. Como resultado, la deconstrucción de las promesas de la nación revolucionaria y las narrativas del “Hombre Nuevo” en las artes cobró impulso en la isla. Imaginarios alternativos y transnacionales emergieron en la producción cultural de la música cubana alrededor del mundo, que tomaron forma en una masiva red diaspórica creada por cantautores cubanos y músicos académicamente entrenados. Estos músicos propusieron enfoques alternativos, distópicos y transnacionales para imaginar, representar y escuchar la cubanidad en un contexto post-soviético y global, trascendiendo los dos imaginarios nacionales históricos dominantes: el discurso oficial en la isla y las narrativas de los exiliados tradicionales.

En el ámbito musical, la ola masiva de migración de los años 90 hacia Estados Unidos, Europa y América Latina marcó un momento transnacional importante para la música cubana, con la reubicación más significativa de cantautores cubanos a ciudades como Madrid, Nueva York y Miami, incluyendo a Gema Corredera, Pavel Urquiza, Telmary, Yusa, Descemer Bueno, Habana Abierta y Haydée Milanés; y en su mayoría músicos académicamente formados como Gonzalo Rubalcaba, Dafnis Prieto, Yosvany Terry, Tony Pérez, Alain Pérez, Iván “Melón” Lewis, Omar Sosa, Pedrito Martínez, Melvis Santa, Ariacne Trujillo, Aymée Nuviola, Leslie Cartaya, Lena Burke y Glenda del Monte. Ellos y muchos otros han formado lo que llamo la Escena Musical Alternativa Transnacional Cubana (TCAMS, por sus siglas en inglés), una red de grabaciones, colaboraciones y producción de música cubana en diferentes ciudades del mundo como Miami, Nueva York y Madrid.

Una red transnacional de la musical alternativa cubana

Ubicada principalmente en circuitos musicales locales e internacionales no convencionales, esta red transnacional surgió para aprovechar las ventajas que estos músicos podían disfrutar como migrantes en un contexto globalizado, tales como el acceso a una mayor movilidad y a desarrollos tecnológicos, la socialización instantánea y las oportunidades de marketing proporcionadas por las redes sociales.

TCAMS abarca redes de producción musical cubana a través de fronteras, que merece ser estudiada de manera independiente: cantantes, cantautores, músicos autodidactas y académicamente formados. Lo que tienen en común estos músicos es que todos abrieron las fronteras estéticas de la producción musical diaspórica cubana más allá de la nostalgia dramática por la patria o los estereotipos comerciales tradicionales de la música cubana que aún prevalecen internacionalmente. Una fusión ecléctica e intencional con sonoridades mundiales es su principal método de creación musical y lenguaje resultante, donde el archivo de canciones tradicionales cubanas y música popular cubana está abierto a un diálogo contrapuntístico con sonoridades de la diáspora africana y del mundo. Esta fusión no encaja fácilmente en los géneros de música cubana tradicionalmente reconocidos en los mercados internacionales convencionales.

La música del dúo Gema y Pavel, Habana Abierta y Yusa son ejemplos de estas afirmaciones. Sus prolíficas carreras como músicos y productores se convirtieron en una referencia importante para muchos músicos cubanos dentro y fuera de la isla. Aunque informados por la nueva y novísima trova, propusieron un nuevo tipo de canción cubana. Recrearon la tradición de los boleros de filing en un contrapunto muy creativo con armonías brasileñas, sonidos andinos, ritmos afrocubanos, improvisaciones de jazz y flamenco, resultando en sofisticados arreglos vocales y musicales.

La música de los músicos de jazz cubanos de los noventa que residen en Nueva York, Miami y Europa, como Gonzalo Rubalcaba, Dafnis Prieto, Yosvany Terry, Pedrito Martínez, Iván Melón Lewis y Ramón Valle, es otro ejemplo de las diversas coordenadas estéticas de innovación que TCAMS ha impulsado. Ellos están entre los protagonistas de un renacimiento del virtuosismo musical cubano en la escena del jazz estadounidense e internacional, potencialmente más significativo que cuando el jazz afrocubano emergió en Nueva York en la década de 1940.

Han establecido sus carreras individuales y, al mismo tiempo, están influyendo en sus escenas de jazz locales e internacionales en sus propios términos. Están abriendo el jazz como un espacio infinito de intertextualidad y diálogo con su trasfondo y conocimiento de la música tradicional, afrocubana y popular cubana, junto con música de todo el mundo. Comparten con la cohorte de cantautores diaspóricos de los noventa un interés estético en establecer diálogos interculturales y avanzar en los límites genéricos con su música. Desdibujan las líneas entre el jazz y la música cubana como esfuerzos culturales cosmopolitas.

Experiencias migratorias y condición global

Desde el punto de vista discursivo, las letras de los cantautores diaspóricos de los noventa como Gema y Pavel, Telmary, Yusa, Habana Abierta, Descemer Bueno y Mr. Haka marcan claramente una diferencia con las narrativas binarias tradicionales y estereotipadas de los tiempos de la Guerra Fría que aún prevalecen en contextos cubanos.

Estos artistas han extendido puentes simbólicos de comunicación entre cubanos de todas partes a través de la diáspora con el poder de su música y sus letras. Adoptan una aparente posición despolitizada, intermedia o distante en relación con los imaginarios dominantes e ideológicamente cargados sobre la cubanidad proyectados por el discurso oficial de la isla y los exiliados tradicionales. Están menos interesados en tratar los temas cubanos tradicionales como el centro de sus preocupaciones, ya sea porque fueron alienados por la excesiva carga política que han experimentado personalmente tanto dentro como fuera de la isla debido a sus orígenes cubanos, o porque parecen más interesados en explorar sus preocupaciones existenciales actuales relacionadas con sus experiencias migratorias y la condición global.

Sin embargo, cuando abordan preocupaciones más sociales y políticas cubanas, lo hacen con una actitud aguda, a veces sutil y/o sin prejuicios, como ocurre, por ejemplo, en la canción de Habana Abierta, “Asere qué volá”, del álbum Boomerang (2003). La canción narra el significativo deterioro moral experimentado por la sociedad cubana como resultado de la crisis de los años 90 y reflexiona sobre la expansión de lo marginal como una condición material y existencial para muchos cubanos después de la crisis. Reflexiona sobre la falta de alternativas y sobre la evasión adoptada por los jóvenes para lidiar con la situación cambiante crítica, que incluye un creciente recurso a las drogas, la prostitución, la migración masiva de amigos y la dispersión de familias cubanas.

Un producto cultural transnacional

Grupo Interactivo.
Grupo Interactivo.

Como resultado de la crisis de los años 90, la producción cultural cubana en el campo de la música desde entonces es fragmentaria y dispersa. La música cubana se ha convertido en un producto cultural transnacional, un fenómeno que se ha expandido progresivamente a otros campos culturales y que merece un estudio más profundo. Un número significativo de músicos de ese período se trasladaron y están produciendo música a través de todo el mundo, que ellos consideran cubana, más allá de la ubicación “territorial” tradicional de lo cubano. Otros han regresado a residir en la isla, han realizado giras internacionalmente y colaboran constantemente y producen a través de la Internet.

TCAMS es un espacio de producción cultural transnacional de música cubana a través de fronteras internacionales, resultado del aumento del acceso a la tecnología, la movilidad y la comunicación después del fin de la Guerra Fría y del auge del proceso de globalización. Es una red transnacional de interacciones continuas, colaboraciones y negociaciones identitarias entre cantantes, cantautores y músicos cubanos académicamente formados que viven fuera de la isla desde la crisis de los años 90.

TCAMS se inspira en la comunidad imaginada de Benedict Anderson, que permite imaginar el poder de narrativas de identidades nacionales para crear comunidades de pertenencia, esta vez a través de las fronteras. También se basa en la Música Alternativa Cubana de Borges Triana, poniendo énfasis en el contexto transnacional en el que se está creando la Música Alternativa Cubana, y destacando las colaboraciones entre cantantes, cantautores y músicos académicamente formados. TCAMS ha sido el resultado de muchas observaciones e interacciones directas en conciertos y sesiones de grabación, experiencias profesionales y de vida, conversaciones con muchos de estos artistas a lo largo de los años, principalmente en Cuba, Nueva York, Madrid y Miami.

Las narrativas de la red de músicos alternativos diaspóricos, especialmente los cantautores, encarnan la deconstrucción del “Hombre Nuevo” en un sujeto desencantado, apolítico y pragmático. Este sujeto(a) post-soviético(a) experimentó de primera mano y se convirtió en el (la) protagonista del colapso de la utopía socialista en la isla y en la práctica en tiempos de crisis, volviéndose cada vez más desconectado del discurso oficial.

Las nuevas circunstancias obligaron a este sujeto a adoptar una cultura de supervivencia o a reinventarse como emigrantes. Como resultado, en estas narrativas musicales hay una postura post-revolucionaria y distópica que mitiga la centralidad de la nación. En sus letras, los cantautores diaspóricos de los años noventa se involucran selectivamente con temas cubanos y están más abiertos a explorar otros temas más allá de lo nacional. En cambio, mantienen una postura bohemia como un espacio sutilmente irreverente de resistencia a los dilemas que surgen de las narrativas dominantes de lo cubano dentro y fuera de la isla, o de los mercados musicales convencionales.

Nunca antes había habido una oleada masiva de artistas cubanos nacidos y criados durante la revolución que están viviendo y produciendo cultura cubana a través de todo el mundo. A pesar de esa dispersión, la producción cultural de los creadores de los años noventa y posteriores comparte ciertas características generacionales comunes en términos de origen, educación y experiencias de vida que se traducen en lo que llamo Fusión Cubana, un lenguaje musical cubano global, con una sólida base en las trayectorias de la diáspora africana en Cuba, el Caribe, América Latina, Estados Unidos y Europa, producido en geografías mundiales.

El distintivo proceso de transnacionalización de la sociedad y la cultura cubanas que ha tenido lugar desde la crisis de 1990 exige abrir las formas tradicionales de investigación en estudios cubanos dentro y fuera de la isla.

Gema y Pavel

Gema y Pavel.

Gema y Pavel, tanto como dúo como individualmente, transformaron la trova cubana y se convirtieron en una referencia importante para muchos cantautores y músicos dentro y fuera de la isla. También cimentaron el estilo de colaboraciones sistemáticas con músicos académicamente formados y músicos de jazz que se volvieron comunes en la Escena Transnacional de Música Alternativa Cubana (TCAMS), desde que invitaron por primera vez a Estado de Ánimo, una banda integrada por músicos académicamente formados, a participar en su álbum Trampas del Tiempo en 1993. Tuvieron la responsabilidad creativa en la coordinación y puesta en marcha de lo que más tarde se convertiría en Habana Abierta.

Después de separarse, Gema y Pavel han producido y continúan produciendo por separado varios álbumes de gran calidad y musicalidad. Para estas producciones, continuaron implementando un sistema de colaboraciones con muchos músicos cubanos alrededor del mundo, ya sea a través de Internet o en persona en las ciudades donde residen, y por todo el mundo. Ambos no sólo son referencias importantes para muchos músicos de la Escena Transnacional de Música Alternativa Cubana (TCAMS), sino que con sus producciones musicales han contribuido significativamente a mantener viva y en crecimiento esta red. Otros músicos, como Alfredo Chacón, Yosvany Terry y Carlos Puig, son habituales en muchos de sus últimos álbumes y conciertos, delineando esta música de Fusión Cubana a través de geografías.

En la canción “No te vayas”, con la participación de Telmary, del álbum Art Bembé (2012), Gema y Pavel discuten cómo su experiencia como migrantes ha expandido su sentido de identidad más allá de las fronteras de la nación cubana: reconocen la comunalidad de los desafíos que enfrentan las minorías como migrantes en todo el mundo, separados por reglas discriminatorias, racialización e ideologías.

La emigración, mi amor, la emigración
Ningún país es rico por su gracia
La mitad de los ancestros llegaron de otra casa
Yo no creo que ninguna tierra sea tan pura ni tan santa n’a
Mira ese pelo, mira esa boca, mira esos ojos,
mira esos labios, mira esa piel
Tu pasaporte ya no tiene raza
Amarillos, blancos, negros, rojos, somos todos
Todas las razas
Humanidad, esa es la única verdad
Todo lo demás es vanidad, pura vanidad.

Yusa: Fusión Cubana en el mundo desde el siglo XX

Yusa.

Yusa es una de las voces femeninas clave dentro de la Escena Transnacional de Música Alternativa Cubana (TCAMS) con una carrera más global. Estudió música clásica en “Amadeo Roldán”, otra parte del sistema de escuelas de arte en Cuba, convirtiéndose en una sólida y talentosa multiinstrumentista de tres, guitarra, piano y bajo. En la Habana de los años 90, se convirtió en una habitual de los lugares urbanos y clubes de jazz, como solista, o como parte del grupo Sonera Son, el quinteto de jazz femenino Quasi Jazz, y más tarde como cantautora junto a Domingo Candelario en un dúo de trovadores. También es cantante, compositora y arreglista, y ha publicado cinco álbumes hasta ahora, grabados entre Europa, La Habana, Japón, Brasil y Argentina.

A finales de los 90, grabó su primer álbum en solitario Yusa (2002) con Tumi Music, un sello de música mundial del Reino Unido, comenzando su carrera internacional. Este álbum fue un proyecto colaborativo en el que se unió a otros músicos y productores de TCAMS como Pavel Urquiza y Robertico Carcassés. Desde 2001, Yusa fue una de las miembros fundadores de Interactivo, el colectivo musical más importante de música alternativa y fusión cubana en la isla liderado por Carcassés, donde progresivamente ganó una gran base de seguidores y se convirtió en una de las principales líderes musicales de su generación.

Yusa ha sido premiada por sus producciones musicales en la isla con al menos tres premios Cubadisco. En 2005, el álbum Lenine in Cité recibió dos Grammy Latinos, por Mejor Música Contemporánea Brasileña y Mejor Canción Brasileña, después de que el músico brasileño Lenine la invitara a grabar este álbum como trío, en vivo en Cité de la Musique, París. También recibió nominaciones como “Mejor Guitarrista Alternativa” por Bath International Award, del Reino Unido.

Yusa ha estado entre los diez primeros en el European World Music Chart y fue nominada en 2002 por WOMEX en los World Music Awards de BBC Radio 3 en dos categorías: mejor álbum y mejor artista estadounidense principiante. Desde 2005, realizó presentaciones anuales en Japón durante un tiempo bajo los sellos Blue Note, Yamaha Music & Visuals, y Omagatoki, y giró por Europa con “Latin Voices” de London BBC, junto a íconos de la música mundial como Lila Downs y Susana Baca. Con Tumi Music publicó en 2004 un DVD de música jazz, Live at Ronnie Scott (2004) y otros tres álbumes: Yusa (2002), Breathe (2005) y Haiku (2008), con el productor brasileño Ale Siqueira. Breathe fue otro proyecto colaborativo donde participaron músicos de TCAMS, como el productor Descemer Bueno, y los cantautores Kelvis Ochoa y Haydée Milanés, junto con Lenine.

Empezó a viajar a Argentina en 2008, después de crear su propio sello Yusa Records, donde residió hasta 2016. En Argentina, encontró un público poderoso y creciente que le dio una gran recepción y la hizo sentirse rápidamente en casa. Su camino en Argentina resultó en dos álbumes, Vivo (2010), después de una serie de conciertos en el renombrado Café Vinilo, en Buenos Aires; y Libro de Cabecera en tardes de café (2012). En Argentina, también participó en varios proyectos musicales, que están documentados en grandes audiovisuales.

Desde 2016 Yusa se mudó a EE.UU., convirtiéndose rápidamente en una figura clave como solista y productora entre los TCAMS en Miami, colaborando con músicos cubanos y no cubanos como Aymée Nuviola, Mr. Haka, Boris Larramendi, Hilario Bell, Manuel Orza, Nu Deco Ensemble y Pavel Urquiza, entre muchos otros. Luego comenzó a recorrer EE.UU. con diferentes formatos musicales, hasta que recientemente se estableció en Nueva Orleans. Desde allí ha girado con la emblemática banda de jazz Preservation Hall, actuando en locales de jazz locales y participando en varios festivales de jazz.

Yusa es una de las voces femeninas más importantes y versátiles y una especie de embajadora de la música de Fusión Cubana en todo el mundo desde los años 90. Comparte su pasión por la producción, composición y canto con un enfoque sofisticado y desenfrenado para tocar el bajo. En el escenario, despliega habilidades virtuosas tocando cualquier instrumento, y una naturalidad y humildad contagiosas y poderosas al cantar. Inicialmente, es fácil distinguir en su música la influencia de la trova cubana tradicional, el feeling, la nueva y la novísima trova. Pero eso es solo su punto de partida.

Más allá de ser una heredera importante de todos esos movimientos musicales, Yusa es una de las principales protagonistas de la fusión y experimentación sin fisuras que ha experimentado la música cubana con todo tipo de géneros musicales— como jazz, funk, pop, rock argentino y música brasileña —en particular en las últimas tres décadas. Desde el son, jazz, trova, world music, fusión y jazz, su música sostiene una visión personal que trasciende las formas convencionales de entender los géneros musicales y las convenciones geográficas en el paisaje sonoro global. Ella es una de las voces pioneras femeninas de esta generación de músicos cubanos globales del siglo XXI.

Leslie Cartaya: Fusión Latina Cubana, Estilo Miami

Leslie Cartaya.

Leslie Cartaya es una de las músicas académicamente entrenadas dentro de la Escena Transnacional de Música Alternativa Cubana (TCAMS) cuyo esfuerzo musical ha evolucionado y ganado impulso gracias a su camino migratorio. Desde que se mudó a Miami hasta ser nominada tres veces a los Latin Grammys, Leslie fue la cantante principal de Palo! durante una década, una reconocida banda local de fusión de Funk Afro-Cubano formada en su mayoría por músicos cubanos y liderada por Steven Roitstein, ex productor musical de Celia Cruz, Willy Chirino y Ricardo Montaner, educador, arreglista y compositor. La fusión de Funk Afro-Cubano de Palo! fue considerada por el New York Post como “La Música Cubana para la Nueva Generación”, y fue nominada tanto a los Grammys como a los Latin Grammys.

Leslie compuso todas las dieciocho canciones de su primer álbum doble en solitario, No Pares (2013), y las produjo en su propio estudio. En el primer álbum, prevalecen los sonidos de la música cubana tradicional y las referencias a la salsa balada. El segundo álbum es más electrónico, inclinado hacia la música house y experimental, y presenta varios remixes con invitados especiales como DJ Oscar G. y Lázaro Casanova; el percusionista, sacerdote, cantante y bailarín afro-cubano Philbert Armenteros; el rapero Mr. Haka; el popular comediante, actor, músico y presentador de televisión afro-cubano Alexis Valdés; el bajista y productor musical Edgar Magdariaga; los productores musicales Héctor Ortiz, Landy Mosqueda, Ángel Arce; el trombonista William Paredes; el saxofonista Rodolfo “Fofi”; el bajista Armando Gola; la pianista, productora musical y compositora Michelle Fragoso; el saxofonista venezolano-americano Ed Calle, el baterista Reinier Guerra; el violinista Yoel Pérez, y el guitarrista Ahmed Barroso.

Con No Pares, que Leslie considera como música cubano-americana, rápidamente alcanzó los diez primeros lugares en el ReverbNation Miami Latin Chart, y poco después fue nominada como mejor artista nueva en los Latin Grammys. La diversidad cultural única de Miami permite a Leslie, al igual que a muchos músicos de TCAMS, estar expuesta a una variedad de influencias y paisajes sonoros latinoamericanos, latinos, caribeños, afro-cubanos y multiculturales que hacen de Miami una ciudad caribeña única. Convertirse en parte de la escena musical de Miami le permitió a Leslie colaborar con artistas cubanos, latinos y de música mundial que también consideran o consideraron a la ciudad floridana y a los EE.UU. como su hogar, como Luis Enrique, Marisela Verena, Larry Harlow, Ed Calle, Steve Roitstein, Jorge Luis Piloto, Elain, El Chino Dreadlion, Pavel Núñez, Descemer Bueno, y ex miembros de Cubiche, Son Lokos, Landi Mosquera y Joaquín “El Kid” Díaz.

En el Brown University Jazz and Pop Festival, Cartaya participó en la grabación de “Agua p’a los Santos” (2021), una canción producida por Palo! con la participación de músicos afro-cubanos como Descemer Bueno, Román Díaz, Pedrito Martínez, Philbert Armenteros y Raymer Olalde. Un homenaje a Orula, el venerado Orisha del panteón Yoruba, la canción es una mezcla de Funk Afro-Cubano con jazz, salsa y cantos Yoruba, celebrando el rico panteón y tradiciones afro-cubanas que hacen que la música y cultura cubanas sean tan espirituales y especiales. Otro proyecto colaborativo clave de músicos de TCAMS en Miami fue la grabación y video Leslie Cartaya featuring Celia Cruz All Stars (2018).

Celia Cruz All Stars es un colectivo musical de música salsa jazz formada en su mayoría por músicos de TCAMS, que celebra el legado de Celia Cruz en la música cubana y en todo el mundo. Para este proyecto, Leslie cantó “Baila”, un éxito clásico de la legendaria Reina de la Salsa, Celia Cruz, acompañándose de los Celia Cruz All Stars y Los Herederos, un colectivo local de música y danza que preserva y moderniza las tradiciones musicales afro-cubanas heredadas por la diáspora africana en Cuba, EE.UU. y el Caribe, con un alto nivel de musicalidad y espiritualidad. El resultado de este proyecto fue otro ejemplo de la fusión cubana hecha en Miami, una mezcla de rumba cubana y guaracha, infundida con salsa y todo tipo de estilos musicales afro-americanos y latinos.

Leslie cantó con la banda Palo! en el Tempo Latino Festival en Francia, Europa, para una audiencia de 30,000 personas, compartiendo escenario con Alexander Abreu, director musical de la reconocida banda cubana Habana de Primera. Fue acto de apertura para Marc Anthony, colabora regularmente con medios comerciales de televisión latina y continúa colaborando en nuevos proyectos con otros músicos de TCAMS. Leslie fue la directora musical de una banda totalmente femenina, Sexta Clave, un colectivo musical de TCAMS que fue durante un tiempo la banda secundaria del programa de televisión “Don Francisco te invita” de Telemundo, un medio popular entre las audiencias latinoamericanas y latinas.

Cartaya está marcando su camino en el mercado de la música latina.

Fragmento del libro Cuban Fusion. The Transnational Cuban Alternative Music Scene/ Fusión Cubana. La Escena Transnacional de Música Alternativa Cuban, de Eva Silot (ttps://link.springer.com/book/10.1007/978-3-031-53692-2), traducido por su autora para Alas Tensas.

El libro Cuban Fusion: The Transnational Cuban Alternative Music Scene explora el impacto de la caída de la URSS en Cuba y en las escenas musicales cubanas en los años 90. Analiza la escena transnacional de la música cubana alternativa, centrándose en cantautores y jazzistas cubanos que emigraron a otros países. Documenta colaboraciones transnacionales entre estos músicos y estudia desarrollos significativos en las escenas de jazz y fusión cubanas tanto dentro como fuera de la isla en las últimas dos décadas. El libro argumenta que estas experiencias han generado nuevas narrativas estéticas «intermedias» más allá de los mercados tradicionales y de las narrativas de la Guerra Fría.

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Autora y creadora afrocubana, académica independiente interdisciplinaria y ex diplomática y negociadora internacional en las Naciones Unidas, Nueva York. Actualmente reside en Oakland y es profesora de Estudios Étnicos en Oakland School for the Arts. Doctora en Estudios Culturales, Español y Literaturas de la Universidad de Miami en 2016, con una Maestría en Estudios Internacionales por la Universidad Internacional de Florida en 2009 y una Licenciatura en Relaciones Internacionales por la Universidad de La Habana en 1993. Ha publicado más de 20 textos, incluyendo artículos académicos, reseñas de arte y entrevistas, sobre música, literatura, cine y otros temas culturales. Su compromiso sostenido por documentar las voces de creadores emigrantes, afrodescendientes y voces femeninas la llevó a crear el blog Cubanidadinbetween y dos podcast bilingües, “Miami Alternativo” y “Word Culture/Cultura de la Palabra”. Ha producido conciertos y colaborado con instituciones culturales locales en Miami, promoviendo música cubana.