Showing posts with label Descemer Bueno. Show all posts
Showing posts with label Descemer Bueno. Show all posts

Sunday, March 20, 2016

"Ivy League Rumba." Forthcoming PBS Documentary. Brown University Latin Jazz and Pop Festival.


Glad to be part of this forthcoming PBS documentary called "Ivy League Rumba," by Miami-based filmmakers Joe Cardona and Ralph Gonzalez. 

The film features stunning musical performances from last Fall's Brown University Latin Jazz and Pop Festival, plus lots more. I had the pleasure to participate in that event at a panel about Cuban music together with Ned Sublette, Martin Cohen and Arturo Gomez.

The film's premier is expected by the end of March.

Here's a sneak peak teaser. 






Tuesday, August 20, 2013

¡Ponte pa’ la música! Aproximación a la escena musical alternativa de Miami

Articulo publicado en la revista El Caiman Barbudo.


Por: . 13|8|2013
Cubiche Grammy LatinoPara no pocos analistas, entre los cambios históricos registrados en las elecciones presidenciales norteamericanas del 6 de noviembre de 2012, uno de los más notables fue el de la victoria, por primera vez, de un candidato del Partido Demócrata entre la comunidad cubana de Florida. Puede asegurarse que si el bloqueo de Estados Unidos a Cuba ha sobrevivido hasta nuestros días ha sido, en gran medida, porque tenía el apoyo del exilio cubano, de notable influencia en el sur de Florida, un estado fundamental en la pugna electoral estadounidense. Pero eso ha cambiado ya.
Nuevas generaciones de cubanos nacidos o crecidos en Estados Unidos no se sienten obligados a ser fieles al Partido Republicano como la única garantía “frente al comunismo”, ni creen que la batalla contra Fidel Castro deba de ser el motivo de sus vidas. Por primera vez, un cubano-americano del Partido Demócrata, Joe García, fue elegido para ocupar un escaño por Florida en la Cámara de Representantes. Educados más en la solidaridad con sus familiares y compatriotas de la isla que en el odio a quienes llevaron a cabo la Revolución de enero de 1959, este grupo etáreo se identifica con las medidas para facilitar el intercambio tomadas por Barack Obama y tiene el anhelo de aumentarlo todo lo posible. Dicha corriente se ve, igualmente, entre una zona de la comunidad de artistas cubanos residentes en Miami y en especial, entre las más recientes generaciones de músicos de Cuba afincados allí y que experimentan un cambio de mentalidad en relación con sus antecesores llegados a la urbe floridana.
En el ámbito de los vínculos culturales entre Cuba y Estados Unidos, la ciudad de Miami en la Florida ha desempeñado un rol particular, sobre todo a partir del primero de enero de 1959. Es válido acotar que ya antes de la aludida fecha, existían importantes nexos con Miami pues sirvió de refugio a exiliados prerrevolucionarios y cabe afirmar que fue la vía de entrada más expedita al modo de vida estadounidense, dada la presencia allí de redes comunicativas de alta eficiencia para la época. No está demás recordar que, como acota Alfredo Prieto (2011: 94), en los años cincuenta de la pasada centuria era común que la clase media cubana viajara los fines de semana a dicha ciudad con miras a comprar artículos y bienes de consumo.
Por lo general, una característica de los grupos de inmigrantes cuando arriban de inicio al sitio escogido para asentarse, es la tendencia a concentrarse en un área específica y luego, a partir del transcurso del tiempo y las generaciones, dispersarse a través del territorio del país de acogida. Con la experiencia de los cubanos en EEUU ha sucedido todo lo contrario y de tal suerte, con el pasar de los años cada vez se han ido concentrando más en Miami (entiéndase el condado Miami-Dade). Incluso, los que están llegando ahora procedentes de Cuba, tienen la propensión a localizarse en dicho condado.
Así, las interconexiones entre La Habana y Miami, por encima de las asimetrías que establecen diferencias entre el Tercer y el Primer Mundo, originan que ambas ciudades compartan lo que los académicos denominan “porosidad fronteriza” (Coastworthy Rico, 1999). Incluso, cabe afirmar que a partir del 14 de enero de 2013, fecha cuando en Cuba entró en vigor el Decreto-Ley No. 302 modificativo de la Ley No. 1312, “Ley de Migración” (promulgada el 20 de septiembre de 1976), las interconexiones aludidas se tornan en la actualidad aún más fuerte.
El contacto con el acontecer de la vida en Miami y que llega a la isla mediante una variedad de canales informales, despierta en un no reducido sector de la población en Cuba lo que Alfredo Prieto (2011: 96) ha denominado “la percepción por default”, o sea, pensar que —en frase del aludido investigador—“los de allá tienen automáticamente todo de lo que se carece aquí en lo material por el solo hecho de cruzar el Estrecho”. Quienes llegan a semejante conclusión, asumen una idealización del día a día miamense, fenómeno producido en particular entre las más jóvenes generaciones de la ciudadanía y que aspiran a hacer realidad el AMERICAN DREAM, con letras mayúsculas.
Como parte de la reciente emigración de Cuba hacia Miami, una polifacética generación de músicos cubanos se ha afincado en dicha ciudad. Ellos son protagonistas de una sonoridad emergente en el medio artístico de Cuba y su diáspora, fenómeno caracterizado por el abandono de un lenguaje regido exclusivamente por símbolos nacionales y que incide también en la redefinición multicultural de la Isla, proceso que acontece en un contexto internacional abigarrado donde el sujeto cultural unívoco de la modernidad tiende a desaparecer.
Cartel promocional del grupo Cubiche (fragmento)Buen ejemplo de dicha corriente es el grupo Cubiche y que, como atinadamente se ha indicado (Silot Bravo, 2011a), es representativo, por un lado, de un movimiento artístico local grassroot (no en el sentido político de la movida en que voluntarios de la comunidad apoyan un partido sino en el de constituir una forma de asociación auténtica, natural y espontánea, diferenciable de las promovidas por las estructuras de poder) con una vocación diríase que global, y por otro, de la escena de Música Cubana Alternativa en la diáspora y deviene un paso más en el camino de afianzar el carácter cosmopolita de nuestra creación musical, por medio de apelar a constantes procesos de hibridación entre los múltiples géneros y estilos oriundos de la Isla con disímiles sonoridades de todo el mundo.
Como ha acotado la académica Eva Silot Bravo (2011a) es también significativo comprobar las similitudes que se producen entre proyectos como Cubiche, Interactivo y Habana Abierta, más allá de haber visto la luz en distintos puntos de la geografía planetaria, a saber: Miami, La Habana y Madrid. Los tres colectivos otorgan prioridad a un formato de colaboración mutante, en el que interactúan músicos de diverso background que, paralelamente, “cuentan con carreras independientes —una de las características distintivas de la escena musical cubana transnacional desde fines de los noventa—”(Silot Bravo, 2011a).
Dada la manifiesta propensión de Cubiche al diálogo con una amplia gama de formas de concebir la música y que van del jazz a lo afrocubano, pasando por los aires brasileños, el reggae, la timba, el rock, la cumbia y el pop, se les ha denominado el “New Miami’sstagefunkysound”. Pero no es únicamente el hecho de lo musical lo que llama la atención en el quehacer de Cubiche. A tono con la filosofía de su figura frontal, Descemer Bueno, ellos persiguen en su lírica que la misma también sea reflejo de “un panorama muy completo del paisaje sociocultural de Miami desde la perspectiva de los emigrantes llegados más recientemente” (Silot Bravo, 2011a). Un vívido ejemplo de ello es la canción titulada “Ponte pa’ la música”, que, como estudiosos del tema han analizado, es una demoledora crítica a lo que no pocos estiman como la falta de oportunidades y apoyo a la música y los músicos cubanos en el mercado miamense, la galopante corrupción en varios sectores de dicho condado del sur de la Florida, las dificultades que muchos de los jóvenes inmigrantes enfrentan para encontrar empleo en medio            de la creciente crisis económica y la desequilibrada presencia de una anquilosada visión política a propósito de los aspectos locales en relación con Cuba y que a estas alturas del siglo XXI, se halla distante de ser verdadera expresión de la pluralidad de la diáspora cubana de recientes décadas.
Ante problemas tan complejos como los expuestos por la investigadora Eva Silot Bravo y otros de larga data como el diferendo cubano-estadounidense o el propio existente entre la nación cubana y parte de su emigración, la formación encabezada por Descemer Bueno defiende el principio ideoestético de continuar desarrollando la cultura como lugar de encuentro signado por la neutralidad, proceder que deja a un lado el abrazo asfixiante de la política pues, para decirlo con una frase del violinista y teórico del arte Alfredo Triff(2012): “La política divide, la música une. Separarse de la política no es necesariamente vivir de espaldas a ella. Es sencillamente evitar su abrazo maldito.” Justo al difícil pero posible sueño de crear puentes de comunicación y entendimiento entre los cubanos de aquí y de allá es a lo que le canta Cubiche.
La naturaleza progresista de la ya visible comunidad de esta clase de agrupaciones o solistas en Miami, me lleva a pensar que en dicha ciudad hoy es evidente la existencia de una relación entre el auge de un tipo específico de producción sonora dentro de los códigos de lo que he dado en llamar Música Cubana Alternativa (Borges-Triana, 2001 y 2009) y la emergencia de un pensamiento y activismo diferentes al hasta hace poco tiempo prevaleciente en la diáspora cubana afincada en la Florida. Dichos creadores, en su mayoría representantes de las nuevas generaciones, buscan otras formas de comunicarse con la esfera pública, en relación con la cual para mí queda claro que hacen todo lo posible a su alcance a fin de tener una influencia positiva en el entorno. Y es que ya sea en La Habana, Madrid, Londres o Miami, aunque muchos todavía no se den cuenta o no lo quieran entender, la música resulta un arma poderosa de incidencia en la sociedad.
La propia experiencia de lo acaecido en Miami así lo demuestra. Piénsese, si no, en cómo paulatinamente se ha ido transformando la ciudad desde el primer concierto de Gonzalo Rubalcaba allí en abril de 1996, fecha que para algunos seguidores del tema define un punto de inflexión en la política cubana de la urbe pues, en la ocasión el público interesado en asistir a la función del notable pianista, para entrar en el teatro tuvo que pasar a través de cientos de personas que en las afueras de la instalación protestaban por la presentación de Gonzalito y que en muestra de la más baja catadura ética le gritaban a voz en cuello: ¡Negro comunista! ¡Negro ñángara! Todo porque el artista estaba acogido al Permiso de Residencia en el Exterior (PRE), concedido por las autoridades de Cuba y no había renunciado a los vínculos con la Isla.
En cuanto a cómo es la vida de los músicos cubanos jóvenes en el condado Miami-Dade, vale la pena escuchar los decires del rapero Mr. Haka, líder allí de la movida de hip hop cubano underground o a espaldas del mercado tradicional, pero que ya ha ido creando una escena local de seguidores, y quien es protagonista en carne propia de lo que expresa:
“En mi opinión la vida de esos artistas en Miami no es como ellos quisieran. Y no hablo solo de mí, ni de los músicos, sino también de pintores, actores, bailarines y de todas las ramas del arte, sobre todo el arte conceptual. En esta ciudad estos talentosos seres no encuentran una hendija para parir la diferencia que llevan dentro. Es triste y si no eres fuerte se puede apagar tu llama de creatividad” (Silot Bravo, 2011b).
Si bien es cierto que, como expresa la periodista Sarah Moreno (2012), hay instrumentistas y cantantes de nuestro país que no carecen de variadas opciones laborales dentro del ambiente musical en Miami, entre los que cabría citar la agrupación timbera Tiempo Libre, los vocalistas Luis Bofill, Jourgensen Rodríguez, Gema Corredera, Malena Burkey su hija Lena (ganadora en el 2011 del Premio Grammy en su versión latina), el salsero Rey Ruiz proyectos de clara orientación hacia los sonidos híbridos al corte de Los Tres de La Habana y Leslie Cartaya y el grupo Palo, el bajista y arreglista Omar Hernández, el productor Ricardo Eddy Martínez (“Edito”), los cantautores Donato Poveda, Francisco (“Pancho”) Céspedes y Amaury Gutiérrez; un aspecto que no debe soslayarse es que dicha ciudad también resulta un reservorio para otroras muy populares músicos cubanos, que hasta su salida de Cuba entre fines de los ochenta e inicios de los noventa del pasado siglo, llenaban todos los espacios en los que se presentaran en la isla y no salían de la programación en la radio y la televisión,así como de los estudios de grabación de la EGREM, por entonces la única empresa discográfica existente en el territorio nacional.
Tales figuras encabezan un nutrido grupo de artistas nuestros que al trasladarse a vivir en el sur de la Florida, no han podido continuar su carrera por la carencia allí de instituciones con interés cultural genuino, así como por la existencia de mecanismos que dificultan o que para no pocos tornan imposible la difusión de una obra. Por lo anterior, a pesar de ser en algunos casos valiosísimos representantes de nuestra música, en el lugar donde ahora residen y para sobrevivir, han tenido que realizar trabajos sin ningún vínculo con su profesión o de escasa relevancia en el mundo musical.
Por semejante situación, incluso algunos de los músicos cubanos radicados en Miami han afirmado públicamente que ellos les recomiendan a sus colegas en Cuba que se queden en el país y que no se trasladen hacia la Florida.
Porque a decir verdad, como entorno de acogida Miami es un condado más en la geografía de Estados Unidos y, al margen de que hoy sea una urbe multicultural y diversa, allí sigue predominando un estilo de vida y una cultura anglosajones. El músico cubano que se radica en dicha ciudad es ante todo un inmigrante que compite por el público con infinidad de bandas de rock, estrellas del pop y del rap que cantan en inglés (el idioma predominante en la población de la zona, aunque el español cobre cada vez mayor fuerza), además de con una nutrida representación de artistas reconocidos de América Latina y España que van a ofrecer conciertos en esa, una plaza segura para su arte.
En el caso específico de los representantes de esta nueva generación de músicos cubanos afincados en Miami, en relación con sus colegas residentes en Cuba, no cabe hablar de la existencia de dos comunidades que se des-obran la una a la otra y que se ven respectivamente como una parte maldita a partir del establecimiento de un límite radical entre ambos grupos, según el modelo establecido por Jean Luc Nancy (2001: 76-77). Todo lo contrario, pues la motivación creacional, el fundamento y desarrollo de la propuesta artística no es la exclusión del otro por ninguna de las dos partes.
Pancho Céspedes con Armando ManzaneroNo se puede aludir, por tanto, a que haya una fractura o enfrentamiento sino más bien lo que se ha impuesto es la fluida interlocución entre artistas de las dos orillas, como lo corroboran los proyectos en común que se vienen realizando. Así, una de las principales ganancias de los representantes de la Música Cubana Alternativa radicados en Miami, en complicidad con sus compatriotas de dentro de la Isla, es que ambos grupos han podido involucrarse unidos en discos como los llevados a cabo por Descemer Bueno, Luis Bofil y Elain Morales, músicos residentes en Miami y que han grabado sus fonogramas con la intervención de artistas de Cuba radicados tanto en el país como en USA. La existencia de Internet, el desarrollo de la telefonía y el abaratamiento del transporte aéreo son factores que hoy posibilitan concretar realizaciones así a partir de establecer vínculos transnacionales de cualquier tipo. Con la concreción de trabajos de tales características, sus participantes hacen borrón y cuenta nueva de la fractura bipolar isla y diáspora, nación y emigración.
Es válido indicar que lo descrito en estas líneas tiene que entenderse en un sentido procesual, es decir, no como parte de un camino siempre rectilíneo y ascendente. Así, si bien en el período entre el 2000 y el 2008, la tendencia aquí comentada vivió una etapa de auge, la crisis económica producida en dicho último año motivó un retroceso en el accionar y la aparición de proyectos musicales como los aquí comentados. No es hasta 2012 que comienza a apreciarse un resurgir de la corriente, claro que desde los márgenes de la alteridad (obviamente,este tipo de creación sonora no está llamado a ser parte de la corriente principal del mercado de la música), concebida en sus dos funciones, o sea, como ganancia cultural y principio transformador.
Lo significativo para el análisis del devenir de las dinámicas culturales en Miami en los últimos años a propósito de esta nueva generación de músicos cubanos radicados allí, viene dado por el hecho de que a partir de que estos artistas pasaron a vivir en Estados Unidos, fue el momento cuando en su discurso artístico asumieron planteamientos ideoestéticos de corte social y naturaleza progresista. Decididamente, desde una perspectiva culturológica, la pregunta no debería ser “¿por qué?, sino, ¿qué significa esto?”
En mi caso, opino que ello evidencia que Miami ya no es la misma que hace unos pocos años atrás. Pues los nuevos emigrantes cubanos, como parte de la sociedad civil de dicha ciudad, han jugado un papel vital en la renovación del pensamiento anquilosado que durante mucho tiempo allí prevaleció. En tal sentido, el coro de un tema interpretado tanto por Cubiche como por Haka es ilustrativo:
“Deja la política,/ deja el perico/ y deja la retórica,/ y ¡ponte pa’ la música!”
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
______________________. 2009. CONcierto Cubano. La vida es un divino guión. Barcelona, Linkgua Ediciones S.L.
Coastworth, John H. y Carlos Rico (eds.). 1999. Images of Mexico in the United States. San Diego, Center for US-MexicanStudies.
Moreno, Sarah. 2012. “Miami, ¿la tumba del artista cubano?”. El Nuevo Herald (viernes 27 de enero), <http://www.elnuevoherald.com/2012/01/27/1111801/zona-franca-miami-la-tumba-del.html>[Consulta: 28.01.2012].
Nancy, Jean Luc. 2001. La comunidad desobrada. Madrid, Arena Libros.
Prieto, Alfredo. 2011. “Habana-Miami: puentes sobre aguas turbulentas”. En Cuba Futures: Cuba and the World, ed. Font, M. Cuny, Bildner Center for Western Hemisphere Studies, pp. 93—122.
Silot Bravo, Eva. 2011a. “Cubiche: una nueva era en la música cubana”. Encuentro en la Red (diario digital), edición del 30 de junio, <http://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/cubiche-una-nueva-era-en-la-musica-cubana-264775> [Consulta: 01.07.2011].
________________. 2011b. “Mr. Haka: Crónicas de un escribano “underground” en Miami”. Encuentro en la Red(diario digital), edición del 24 de noviembre, <http://www.cubaencuentro.com/entrevistas/articulos/mr-haka-cronicas-de-un-escribano-underground-en-miami-270873> [Consulta: 25.11.2011].
Triff, Alfredo. 2012. “¡Havanízate!”. Tumiamiblog(bitácora personal), edición del jueves 16 de febrero, <http://www.tumiamiblog.com/2012/02/havanizate.html> [Consulta: 17.02.2012].

Wednesday, July 18, 2012

Descemer Bueno: Creating an Urban Latin Sound

By Joaquin Borges Triana in Cuban Art News

Tracing the influence of one of the island’s new generation of musicians (04/24/12)




One of the most active figures of the new generation of Cuban musicians is undoubtedly Descemer Bueno. He’s a prime example of the kind of ajiaco, or fusion, that young Cuban artists are increasingly embracing. Along with Roberto Carcassés and Pavel Urquiza, Bueno is one in a triad of producers who are essentially shaping a new Cuban musical scenario and its broader diffusion. This new sound turns away from a musical language based solely on traditional structures, toward a process that includes a more multicultural redefinition of the island and, as a backdrop, a broadly international context in which culture no longer speaks in a single, unified voice.

This scenario is reflected in the music by this habanero. Trained as a classical guitarist, Bueno became a bassist when he joined Estado de Ánimo, one of the most important Cuban bands of the 1990s, both for its work as backup group for the singer Santiago Feliú and for the group’s own explorations of jazz.

In an interview some years ago with the noted promoter Ariel Fernández, who researches hip-hop culture, Bueno gave a detailed explanation of what's currently happening with the Cuban music, and the reasons that it’s experienced such uprooting and transterritorial displacement, pushed by a diaspora that drives it beyond the usual boundaries to discover new worlds. "Cuban music comes with the orishas,” he said, “and it was they who gave it permission to open and travel to every continent, so that it lives elsewhere and mixes with other music.”

Based in the United States since 2000, with cyclical sojourns in Cuba and Spain, Bueno’s first major project in the north was Yerba Buena, a group influenced by Afro-Cuban rhythms. On their first album, President Alien, Bueno was instrumental as the composer and arranger of several numbers. The album was a commercial success in the U.S. With their debut, newspapers such as the New York Times and the Washington Post considered the band as the best ambassadors of the so-called Afro-Latin fusion—a welcome breath of globalization in the first decade of this century. After that experience, in 2004 Bueno founded—along with his former classmate and colleague in the Estado de Ánimo band, guitarist Ahmed Barroso—the group Siete Rayo (expressly without the expected "s" at the end of “Rayo”).

The concept behind this group, which worked with Cuban musicians based in New York and Miami, was to mix typical Cuban rhythms like cha-cha-cha, timba, and changüí with Caribbean sounds like reggae, calypso, and reggaeton, and even a little Colombian cumbia and funk. Caught on disc, the results of these blendings of genres and styles is a refreshing urban sound with contemporary elements, emphasizing hip-hop-style vocals, which pays homage to the heritage of the most recent African diaspora in the United States.
The twelve cuts in the album Siete Rayo include standouts like “Mueve” (Move), with its flamenco rhythms and striking vocal counterpoint between Bueno and Magilee Álvarez (well remembered among Cuban fans of contemporary song for her collaborations with Luis Alberto Barbería before they both left the island). And in “I am going on the train,” traditional and modern elements intertwine in a distinctive “postmodern” sound.

The album is notable for its pervasive use of “Spanglish”—a linguistic phenomenon that combines the languages of Cervantes and Shakespeare in a hybrid tongue that’s familiar in regions of the U.S. with substantial Hispanic populations. Bueno’s lyrics move effortlessly between Havana slang and American, his words reflecting the bicultural lives of Miami-based Cubans and U.S.-based Latinos in general.

Some years ago, the roots of Siete Rayo gave birth to Cubiche, a group of young Cuban musicians currently living in Miami. This ensemble is typical of alternative Cuban music in the diaspora—a step forward in the cosmopolitan character of our musical output, mixing many Cuban musical genres and indigenous styles with contrasting sounds from around the world.

It’s important to compare the similarities among groups like Cubiche, Interactivo, and Habana Abierta, despite their having come to light in different places on the planet, whether Miami, Havana, or Madrid. These three groups give priority to a mutant form of collaboration—which brings together musicians with diverse backgrounds and independent careers—and is, as researcher Eva Silot Bravo has noted, “one of the hallmarks of the Cuban transnational music scene from the 1990s.”

Given the apparent propensity of Cubiche to embrace a range of approaches in thinking about music (from jazz to Afro-Cuban, passing through Brazilian styles, reggae, timba, rock, cumbia, and pop), the group has been called “New Miami's funky sound stage.” Their rich amalgam is not due only to the music itself, but to the high quality of the musicians themselves.

The group follows Bueno’s philosophy, pursuing lyrics that reflect (as Silot Bravo says) “a highly comprehensive overview of the Miami cultural landscape, from the recently arrived immigrants´ perspective.” A vivid example is the song titled “Ponte pa´ la música,” about those who feel that Cuban music and musicians lack opportunities and support in the Miami market.

Faced with complex and longstanding problems, such as the disagreement between Cuba and the U.S., or the one between the Cuban nation and some of its emigrants, the musical contingent informally led by Descemer Bueno upholds the ideo-aesthetic principle of culture as a meeting-place marked by neutrality. It puts aside suffocating political issues because, as violinist and art theorist Alfredo Triff states, “Politics divides, music unites. To separate ourselves from politics is not necessarily to turn our backs on it. It's just to avoid its cursed embrace.”

With several Grammy and Latin Grammy nominations, and a Goya award in Spain for his participation in the soundtrack of the film Habana Blues, bassist, arranger, singer-songwriter, producer and musician Descemer Bueno has sung in the hope of creating bridges of communication and understanding between Cubans: those who favor one way of thinking or another, no matter where they happen to live.

Joaquín Borges-Triana (b. Havana, 1962) graduated with a degree in Journalism from the University of Havana and holds a Ph.D in Art Sciences from the Instituto Superior de Arte (ISA ). His publications include Concierto Cubano, La vida es un divino guión (Linkgua Editions S.L.) and La luz,bróder, la luz. Canción Cubana Contemporánea (La Memoria Editions), among others. He is a member of the International Asociation for the Study of Popular Music (IASPM) and LASA.

Wednesday, February 22, 2012

Panel Havanization



Por Rocio Sixto, publicado en suenacubano

Más de cincuenta personas nos reunimos el pasado jueves 16 de febrero en la Universidad de Miami, para aprovechar la primera oportunidad que tuvo la comunidad de Miami, seguidora de la Música Alternativa Cubana, de conversar con varios de sus protagonistas: Raúl Paz, Descemer Bueno, y también Mr. Haka, rapero cubano residente en Miami. En este encuentro, auspiciado por el Departamento de Lenguas Modernas y Literaturas de la Universidad de Miami y el Miami Obsevatory on Communication and Creative Industries, los músicos nos contaron sobre sus experiencias profesionales y sobre cómo sus carreras artísticas, aunque desarrolladas de modos distintos y en diferentes países del mundo, los han traído a un momento de feliz convergencia. Llegaron a Miami como parte de proyecto Havanization, que también incluye a David Torrens, a Kelvis Ochoa, y a Diana Fuentes, como invitada especial; y que culminó sus jornadas en la ciudad con un gran concierto en el Teatro Manuel Artime.

El panel comenzó con la presentación de Eva Silot, estudiante de Doctorado en Lengua y Literatura Hispanoamericana, y del Dr. Alfredo Triff, profesor de dicha universidad, los que hicieron un recorrido por la trayectoria musical de cada uno de los invitados y la actualidad del movimiento artístico alternativo realizado por cubanos en cualquier parte del mundo; dejando así listo el terreno para que los invitados pudieran hablar sobre sus vivencias individuales.

Raúl Paz inicio la conversación, contándonos sobre como había surgido la idea de Havanization y enfatizando sobre todo, en el hecho de que la música siempre era la mejor justificación para reunir a un grupo de amigos con historias de vida y música similares. Cada uno de ellos salió de Cuba en los primeros años de la década del 90': Raúl a Francia, David a México, Kelvis a España y Descemer a los Estados Unidos. Con mucho esfuerzo lograron reafirmarse como cantautores en cada uno de estos países y poco a poco su música también se iba conociendo en Cuba. A principios del siglo 21 decidieron regresar a la Habana para promocionar sus discos y ahora gozan de gran popularidad sobre todo entre los más jóvenes, aunque en sus canciones convergen intereses intergeneracionales e internacionales. Para su alegría, cada noche se presentan en muchos de los más prestigiosos escenarios cubanos.

Al principio se unían casualmente, siendo siempre público los unos de los otros; se invitaban a compartir dichos escenarios sólo para divertirse y ofrecer mejores espectáculos. Hasta que la casualidad se convirtió en destino y decidieron crear Havanization y unir sus voces, sus canciones y su propósito de divertir a la gente en un mismo proyecto. Según Raúl Paz, cuando están en el escenario sus temas han ido convergiendo, al punto de no saber dónde termina el de uno y comienza el del otro. “Somos como hermanos, unidos solo por la música y el amor a nuestra isla.”

Por supuesto que no faltó quien quisiera encasillarlos en afiliaciones políticas, tratando de buscar razones para provocar división y desagravio en un proyecto que evidentemente defiende la unidad entre los cubanos, independientemente de las inclinaciones políticas. Pero inteligentemente y sin dejarse provocar por preguntas con intenciones de politizar el debate, los músicos de la Isla reconocieron que si bien son conscientes del peso de la política en el tema cubano, precisamente se proponen buscar un espacio de encuentro a través de la música más allá de lo que nos separa. Por ello, han decidido cantarle al amor y a la vida, a la alegría y a la búsqueda de la felicidad consustancial a todo ser humano.

El diálogo fue largo y provechoso para todas las partes. No solo se discutió sobre el ámbito musical en Cuba sino también internacional. Público y artistas manifestaron su preocupación sobre como los medios de comunicación promueven cada vez un arte más mediocre y facilista, lo cual hace difícil que el de búsqueda de mayor autenticidad y experimentación se abra camino entre el gusto popular.

Afortunadamente se sienten apoyados por un público que, aunque minoría aún, les es fiel en cada una de sus presentaciones y los inspiran a seguir adelante.

El Proyecto Havanization, que ya se ha presentado en Tolousse, Francia, en la Habana y en Miami, ahora sigue su recorrido hasta New York, donde se presentara el próximo día 2 de marzo.

El encuentro en la Universidad culminó con abrazos, autógrafos y la alegría de buscar espacios de encuentro entre cubanos mas allá de las diferencias.

Thursday, November 24, 2011

Cubiche: una nueva era en la música cubana - Artículos - Cultura - Cuba Encuentro

Articulo por Eva Silot en cubaencuentro

Cubiche es un colectivo de músicos jóvenes cubanos radicados en Miami, representativo de lo mejor de la escena transnacional de música cubana de los últimos veinte años. La crisis económica cubana de los noventa produjo una emigración masiva que incluyó a un número importante de artistas, que se trasladaron básicamente hacia los Estados Unidos y Europa.

La escena cubana de música alternativa se ubica a partir de la labor de músicos como Gema y Pavel, Habana Abierta y Estado de Ánimo, entre muchos otros, que desde finales de los ochenta están profundizando el carácter cosmopolita de la música cubana a través de constantes fusiones y experimentaciones con sonoridades del mundo. Algunos son cantautores, autodidactas, y otros recibieron una educación especializada en música clásica y arte de 15 años como promedio en el sistema nacional de escuelas de arte en la Isla.

En general, esta escena está muy influenciada por el jazz, así como por la música brasileña, el reggae, el rock argentino y anglosajón, el funk y el pop. Ellos combinan todas estas influencias con importantes movimientos artísticos cubanos como el llamado Feeling, la Nueva Trova y la Novísima Trova, y la influencia de recientes leyendas del jazz cubano como Emiliano Salvador, Chucho Valdés, Bobby Carcassés y Gonzalo Rubalcaba. En algunos casos también exhiben marcadas influencias de la música afrocubana, la timba y el hip-hop.

Como concepto de banda, Cubiche es similar a grupos como Interactivo y Habana Abierta: priorizan un formato de colaboración abierta en el que interactúan músicos de diverso background que, a su vez, cuentan con carreras independientes —una de las características distintivas de la escena musical cubana transnacional desde fines de los noventa—. El resultado es una música de vocación global, preferida por públicos ávidos de informarse sobre los desarrollos que ha experimentado la música alternativa cubana y la World Music en los últimos veinte años.

Cubiche se ha denominado el “New Miami’s stage funky sound”, pues dialoga con un espectro de influencias musicales que van desde el jazz, el reggae, lo afrocubano, la timba, la música brasileña, el pop, el rock, la cumbia… Se encuentra a la cabeza de una generación artística que está definiendo una nueva era en la historia de la música cubana.


La musicóloga e investigadora Susan Thomas (Cosmopolitan, Transnational, International: Locating Cuban Music. In Cuba Transnational, editado por Damián Fernández, University of Florida Press) ha señalado que la dramática reubicación de un buen número de músicos cubanos fuera de la Isla (desde fines de los noventa), junto a cambios de percepción en la diáspora cubana; los avances en la comunicación a través del Internet, email y mensajería instantánea; así como los desarrollos tecnológicos en las grabaciones y la masterizacion digital, están alterando fundamentalmente la forma en que la música cubana se imagina, produce, comercializa y consume.

Asimismo, Thomas sugiere que está surgiendo una práctica profesional distinta entre la comunidad diaspórica de músicos cubanos, quienes están desarrollando y manteniendo vínculos y colaboraciones profesionales y personales con sus homólogos en Cuba, así como entre ellos mismos a través de distintos países.

Desde su fundación en el año 2008, Cubiche dejó una marca en el escenario underground musical de Miami, presentándose sistemáticamente en clubes como el antiguo Kimbaracumbara, el Hoy como Ayer, la Casa de Tula y los Viernes Culturales de la Calle 8, entre otros espacios que han apostado sistemáticamente por acoger y dar a conocer la música de las más recientes generaciones de cubanos emigrantes.

Cubiche agrupa a varios de los mejores artistas cubanos radicados en Miami, que cuentan con producciones discográficas independientes y que han decidido unir su talento en este proyecto musical. Ellos son Mr. Haka, un establecido líder del movimiento de hip-hop latino underground; el multifacético Michelle Fragoso, uno de los compositores pop-rock más experimentales en el sur de la Florida; Philbert Armenteros, director de Los Herederos, uno de los grupos afrocubanos de más rigor en el sur de la Florida; Leslie Cartaya, cantante principal de la aclamada banda Palo!; El Chino DreadLion, versátil coreógrafo y cantante de reggae y también ex miembro de Yerbabuena; Elain Morales, uno de los cantantes insignes de la escena del pop y la timba musical cubana en Estados Unidos; Jorge Almarales, veterano guitarrista de la escena del rock cubano; e Hilario Bell, uno de los más aclamados percusionistas de la escena musical cubana fuera de la Isla.

Esta agrupación “All Star” es dirigida por Descemer Bueno, uno de los productores más prolíferos de la música cubana de los últimos tiempos. Descemer tiene en su haber nominaciones a los premios Grammy y Grammy Latino, obtuvo un premio Goya por la producción de la música de la película española Habana Blues, y ha colaborado con músicos y bandas como la neoyorquina Yerbabuena, SieteRayo, Estado de Ánimo y Santiago Feliú. Además, ha producido y coproducido buena parte de la música cubana alternativa de los últimos veinte años, tanto dentro como fuera de Cuba, con un espectro de figuras como Fernando Álvarez, Gema y Pavel, Haydeé Milanés, Yusa, Wiliam Vivanco, Francis del Río, Sexto Sentido, Telmary, Kelvys Ochoa y Diana Fuentes.

Cubiche no es solamente una banda musical. Ellos también representan un movimiento artístico local “grass root” con una vocación global, que transmite en sus letras un poderoso mensaje de comunicación a través del poder de la música. Aspiran a crear y reforzar puentes de comunicación y entendimiento entre diferentes generaciones de cubanos y comunidades culturales, y al mismo tiempo, enriquecer la vida cultural en el sur de la Florida.

En las letras de Cubiche, por ejemplo su éxito aún no publicado “Ponte p’a la música” (2008), se refleja un panorama muy completo del paisaje sociocultural de Miami desde la perspectiva de los emigrantes llegados más recientemente. Esta canción plantea una serie de consideraciones críticas de diversa índole, que van desde lo que algunos perciben como la falta de oportunidades y apoyo a la música cubana en el mercado musical local, la visibilidad de la corrupción en algunos sectores, las dificultades que confrontan varios emigrantes jóvenes para encontrar trabajo y ganarse la vida en medio de la crisis económica actual, hasta la desmedida presencia de cierta visión política en los asuntos locales relativos a Cuba, que está lejos de reflejar la pluralidad de la diáspora cubana de los últimos tiempos. Ante estos dilemas, Cubiche aboga por seguir desarrollando la cultura como lugar común de búsqueda y encuentro.